Tribuna:

Budapest

Budapest en Madrid. Madrid en Budapest. De ambas maneras podría titularse una crónica sobre la exposición que, en las salas del BBV, muestra una parte de la colección de maestros españoles del Museo de Bellas Artes de la capital de Hungría. Cuadros de esta muestra, que después irá al Museo de Bilbao, son de tan extraordinaria 'calidad que no sabe uno, después de visitarla, cuál de ellas le gusta más. Agradece mentalmente al príncipe Nicolás Esterházy, que se la compró al embajador danés en Madrid conde Bourke y al canciller austríaco Kaunitz, haberla reunido. Y al Estado húngaro haber fundado ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Budapest en Madrid. Madrid en Budapest. De ambas maneras podría titularse una crónica sobre la exposición que, en las salas del BBV, muestra una parte de la colección de maestros españoles del Museo de Bellas Artes de la capital de Hungría. Cuadros de esta muestra, que después irá al Museo de Bilbao, son de tan extraordinaria 'calidad que no sabe uno, después de visitarla, cuál de ellas le gusta más. Agradece mentalmente al príncipe Nicolás Esterházy, que se la compró al embajador danés en Madrid conde Bourke y al canciller austríaco Kaunitz, haberla reunido. Y al Estado húngaro haber fundado sobre esta colección, la más importante de pintura española fuera de España, el Museo de Bellas Artes de Budapest.Salgo de la exposición con la retina teñida por el recuerdo de El almuerzo, un cuadro del joven Velázquez con personajes que, al decir de Calvo Serraller, autor de los textos del catálogo, parecen de una novela de Cervantes. Viendo- este cuadro he recordado el ensayo de Ortega sobre el pintor sevillano, en el que dice que Velázquez fue nada menos que un precursor de la fotografía, en el sentido de que pintaba, y lo hace en este cuadro, una instantánea.-

Mi profana visita se ha detenido también ante un maravilloso cuadro de El Greco: La oración del huerto, obra de madurez, que no es la única de Theotocópuli en esta exposición. Su Magdalena penitente es una obra temprana, influida por la pintura veneciana, aunque, como dice Serraller, refleja ya mucho del ascentismo religioso español. La colección que ha venido a Madrid es muy completa, pues hay además obras de Zurbarán, Ribera, Ribalta, Pereda, Del Mazo (un retrato de la infanta Margarita), Alonso Cano y también de Goya, Lucas , Alenza y Zuloaga, representado este último por un soberbio retrato del torero El Buñolero. Para terminar, hay una obra verdaderamente extraordinaria de Carreño de Miranda, que se había atribuido a Claudio Coello: el retrato de san Vicente Ferrer predicando, joya entre las joyas de Budapest que hoy podemos admirar en Madrid.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En