El proyecto de Bofill para la estación de Bolonia suscita grandes protestas

Un enorme edificio de piedra y cristal, capaz de alojar en su seno las bases de dos torres de 120 metros de altura cada una y una zona comercial de cerca de 7.000 metros cuadrados en la que tendrán cabida unas 80 tiendas, divide a la ciudad de Bolonia desde hace dos años. La oposición al proyecto, diseñado por Ricardo Bofill para la nueva estación de ferrocarriles de la capital de Emilia Romaña, ha logrado reunir ya las 5.000 firmas necesarias para que la decisión de realizarlo sea sometida a un referéndum consultivo, programado para finales de enero.

Pero el Ayuntamiento mantendrá ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Un enorme edificio de piedra y cristal, capaz de alojar en su seno las bases de dos torres de 120 metros de altura cada una y una zona comercial de cerca de 7.000 metros cuadrados en la que tendrán cabida unas 80 tiendas, divide a la ciudad de Bolonia desde hace dos años. La oposición al proyecto, diseñado por Ricardo Bofill para la nueva estación de ferrocarriles de la capital de Emilia Romaña, ha logrado reunir ya las 5.000 firmas necesarias para que la decisión de realizarlo sea sometida a un referéndum consultivo, programado para finales de enero.

Pero el Ayuntamiento mantendrá en cualquier caso el proyecto de Bofill, con las modificaciones que eventualmente aconseje el referéndum, según confirmó ayer a este diario Giancarlo Mattioli, arquitecto municipal boloñés que dirige la Oficina del Nudo Ferroviario. Lo que parece excluido es que se convoque un concurso internacional, como piden los críticos. "Ha sido dado un encargo a un profesional, y debe ser respetado. La experiencia del concurso se hizo ya en 1983, con la participación de unos 100 concursantes, y no dio resultado. En Italia, los concursos sólo sirven para retrasar los proyectos", dice Mattioli.

Bofill. recibió el encargo de los ferrocarriles estatales italianos, que serán propietarios de todo el complejo. La vieja estación boloñesa, un edificio neorrenacentista de mediados del siglo pasado reconstruido en parte tras el sangriento atentado de 1982, se está quedando pequeña a medida que los 80.000 viajeros que hoy recibe diariamente pasen a ser 150.000 para el año 2010. Motivo principal del incremento del tráfico será la llegada de la alta velocidad a andenes subterráneos que se construirán bajo los actuales. Estos quedarán reservados para el tráfico local.

Valor emblemático

Bofill ha propuesto una gran plataforma que haga de puente sobre los andenes superiores, cerrando la fractura que el tren impone a la ciudad en un barrio lindante con el centro histórico. Las dos torres de cristal y acero, una destinada a oficinas y la otra a hotel, tendrían, según Bofill, un valor emblemático en la Bolonia de las torres medievales.La gran oposición, encabezada por intelectuales de todos los signos políticos y hasta por afiliados al movimiento neoclásico A Vision of Europe, del príncipe Carlos de Inglaterra, incluye motivos urbanísticos, como la amenaza que la nueva zona comercial implica para los comercios del centro. Pero, a tenor de las preguntas que incluirá el referéndum, ha terminado por centrarse en dos problemas estilísticos: la altura del nuevo complejo y su efecto destructivo sobre la vieja estación.

Bofill se ha manifestado ya dispuesto a suprimir las torres y a incorporar la fachada tradicional en su proyecto. La sociedad de ferrocarriles consiente y acepta en silencio la pérdida de volumen inmobiliario. El Ayuntamiento adaptará las licencias a lo que diga el referéndum, que el alcalde querría sustituir por un proceso ordinario de consultas con los barrios.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En