El 'tapón' líquido

La planta incineradora de Valdemingómez, que, además de humos, escupe cenizas tóxicas (unas 29.000 toneladas al año), necesita un depósito de seguridad para guardarlas. Y ese depósito, conocido como el cenicero, aún no existe, a pesar de que la planta ya está en funcionamiento. ¿La razón? Antes de construirlo -ocupará unas 14 hectáreas- es necesario elaborar una declaración de impacto ambiental, ya que se supone que por su subsuelo corren importantes acuíferos que alimentan el Manzanares, que podría resultar contaminado: el terreno donde se quiere ubicar el cenicero es muy poroso.Sin embargo, ...

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La planta incineradora de Valdemingómez, que, además de humos, escupe cenizas tóxicas (unas 29.000 toneladas al año), necesita un depósito de seguridad para guardarlas. Y ese depósito, conocido como el cenicero, aún no existe, a pesar de que la planta ya está en funcionamiento. ¿La razón? Antes de construirlo -ocupará unas 14 hectáreas- es necesario elaborar una declaración de impacto ambiental, ya que se supone que por su subsuelo corren importantes acuíferos que alimentan el Manzanares, que podría resultar contaminado: el terreno donde se quiere ubicar el cenicero es muy poroso.Sin embargo, no se tiene noticia de que la declaración de impacto ambiental haya sido redactada. Por eso, las escorias procedentes de Valdemingómez se están llevando al depósito de San Fernando de Henares (28.900 habitantes), donde apenas hay sitio. El depósito tiene una capacidad para 50.000 toneladas al año; en 1994 recibió 43.700, y la incineradora aún no funcionaba.

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