Cartas al director

La arqueología como arma política

Aunque como profesional he estado varias veces a punto de enviar mi opinión sobre la aberración en la plaza de Oriente, siempre he estimado que bastantes problemas tiene ya la arqueología para sobrevivir en esta sociedad como para que, además,sea utilizada como arma política por aquellos que jamás le han prestado el menor interés, y por tanto he evitado pronunciarme.La razón de este cambio en mi actitud se debe a las declaraciones del señor Retuerce, en palabras del concejal Rafael Simancas, respecto al almacén de materiales arqueológicos de la Comunidad de Madrid, publicadas en EL PAÍS el 25 ...

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Aunque como profesional he estado varias veces a punto de enviar mi opinión sobre la aberración en la plaza de Oriente, siempre he estimado que bastantes problemas tiene ya la arqueología para sobrevivir en esta sociedad como para que, además,sea utilizada como arma política por aquellos que jamás le han prestado el menor interés, y por tanto he evitado pronunciarme.La razón de este cambio en mi actitud se debe a las declaraciones del señor Retuerce, en palabras del concejal Rafael Simancas, respecto al almacén de materiales arqueológicos de la Comunidad de Madrid, publicadas en EL PAÍS el 25 de septiembre, por las que me siento aludido, en las que insinuaba "que allí podían desaparecer cosas".

Como responsable de dicho depósito durante mi periodo como profesor en el Taller Escuela de Arqueología y Restauración, donde éste se encuentra situado, me encargué de su puesta en marcha, clasificación y colocación de los materiales, así como de su mantenimiento. Verter estas insinuaciones respecto a la posible desaparición de materiales del depósito es poner en duda la profesionalidad y / o la honestidad de aquellos que en algún momento trabajaron y siguen trabajando, en él. No sé si se da cuenta el señor Retuerce que con estas palabras está incurriendo en una presunta difamación a unos colegas, caso de no poder demostrar esas desapariciones... y si puede demostrarlas, tiene conocimiento de ellas y no las ha denunciado, entonces está colaborando en un delito de expolio del patrimonio histórico.

Por completar estas declaraciones, no son menos golosas las publicadas en EL PAÍS del 26 de septiembre, en las que se queja de haber llevado los materiales en su furgoneta y haberlos descargado sin ayuda, ya que "la Comunidad carece de vehículos para estas labores". Naturalmente. Un arqueólogo, en el libre ejercicio de su profesión, es contratado para una prospección y / o excavación, y cobramos por ello. Parte de nuestro trabajo es depositar los materiales en los almacenes correspondientes, sin que tenga que ocuparse de ello un organismo público pagado por todos los ciudadanos. Si el material va a un lugar que no corresponde, lógicamente no hay nadie para ayudarle.

La guinda es justificar el embalaje en cajas de fruta y vino cedidas por amigos, ya que la Comunidad carece de cajas normalizadas desde hace años. La solución es muy fácil: ir a comparlas... como han hecho todos los compañeros que han querido que los materiales de sus excavaciones estuviesen conservados en embalajes homologados.

Los más detallistas incluso han fotocopiado la carátula de las cajas de la Comunidad, con las casillas para registrar todos los datos del yacimiento, y las han pegado sobre las cajas. Creo que los honorarios de las excavaciones son más que suficientes, sobre todo, supongo, en el caso de la plaza de Oriente, como para poder permitirse comprar unas cajas y pagar un porte.

Creo que, en algún momento, hay que bajar del pedestal y, volver al fondo de la cata. , ex profesor del Taller Escuela de Arqueología de .

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