Editorial:

La reforma de Zerual

LA CONFERENCIA de la Entente -tercer intento de diálogo en tres años- ha ratificado el pasado fin de semana la línea de reforma diseñada por el presidente de Argelia, Liamín Zerual, al aprobar una Plataforma del Consenso Nacional. El pacto oficializa un avance controlado hacia una democracia limitada y vigilada. Zerual pretende una reforma de la Constitución -dictada por el actual régimen y que previsiblemente asegurará la preeminencia del poder ejecutivo-, seguida de elecciones municipales y generales en 1997. La lógica democrática hubiera recomendado un orden inverso que una oposición dividi...

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LA CONFERENCIA de la Entente -tercer intento de diálogo en tres años- ha ratificado el pasado fin de semana la línea de reforma diseñada por el presidente de Argelia, Liamín Zerual, al aprobar una Plataforma del Consenso Nacional. El pacto oficializa un avance controlado hacia una democracia limitada y vigilada. Zerual pretende una reforma de la Constitución -dictada por el actual régimen y que previsiblemente asegurará la preeminencia del poder ejecutivo-, seguida de elecciones municipales y generales en 1997. La lógica democrática hubiera recomendado un orden inverso que una oposición dividida no logra imponer.Pluralismo es el vocablo político más en boga en Argelia tras las elecciones presidenciales de noviembre, que trajeron consigo una modificación del panorama político, dada la elevada participación y el 61% de votos logrado por Zerual con su promesa de diálogo. Pero se trata de un pluralismo limitado, como refleja la propia asistencia a la conferencia, dé la que quedaron excluidos o se autoexcluyeron buen número de partidos de la oposición: el Frente de Fuerzas Socialistas (FFS), el Movimiento para la Democracia en Argelia, y especialmente el Frente Islámico de Salvación (FIS), al que el régimen de Zerual pretende seguir excluyendo de su proyecto de reforma. El sistema ha tenido que admitir la presencia de islamismos moderados, como el que practica Hamás en su versión argelina, aunque mantiene la prohibición de "utilizar el islam con fines politiqueros".

Aunque esos comicios pueden resultar esenciales para la transición argelina, toda votación popular sin la presencia del FIS -el principal movimiento islamista, cuya probable victoria en 1991 llevó al golpe de Estado y cuyos dirigentes permanecen detenidos restaría buena parte de la legitimidad de unas nuevas elecciones, en las que, por otra parte, no tendría asegurado el triunfo.

Los grupos violentos, y notoriamente el Grupo Islámico Armado (GIA), siguen en plena actividad pese a los rumores sobre su división interna. Las reiteradas condenas del terrorismo no difuminan el hecho de que, con más de un centenar de muertos por semana, Argelia vive una situación de virtual guerra civil que el Gobierno de Zerual no logra controlar. Y en esta situación, los islamistas moderados quedan tan aislados como los violentos. La cordura dictaría un diálogo político más amplio que incluyera a todos los islamistas no violentos, y por el que deberían presionar los países occidentales que tratan con Argelia, entre ellos España.

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Sin embargo, la estrategia europea parece ser ahora la de apoyar plenamente a Zerual. En agosto, la primera visita oficial en tres años de un ministro francés de Asuntos Exteriores, Hervé de Charette, así lo dejó sentado. Y en esta estela se sitúa ahora también la política exterior española con la visita que efectuó la semana pasada a Argelia Abel Matutes, primer ministro de Asuntos Exteriores que apoya claramente con su presencia el proceso político argelino. dirigido desde el poder.

En los próximos tiempos se comprobará si España se distancia así de la posición más independiente y de apoyo a un auténtico pluralismo en Argelia que había venido defendiendo junto a Estados Unidos o si se apuesta tan sólo, en aras del realismo, por una democratización parcial y gradual. Por vecindad geográfica y por interés económico España debe seguir atentamente la evolución de Argelia. En los próximos meses quedará inaugurado el gasoducto que traerá el gas argelino a España. Es una buena noticia para ambos países que nos obliga a estar aún más pendientes de cuánto allí suceda.

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