LA MAESTRANZA

Arte y valor

Una lección de arte y otra de valor. Casi nada. Un balance sorprendente y desconocido en una plaza de toros. De ahí, el carácter extraordinario de lo ocurrido en La Maestranza en el transcurso de una novillada sin picadores para promocionar nuevos valores.El artista se llama Tobali, es paisano de Manili y tiene 18 años. Pudo salir holgadamente por la puerta del Príncipe, pero se lo impidió su absoluto desconocimiento de la suerte de matar. El manejo del estoque, sin embargo, lo puede aprender porque demostró un valor más que suficiente. Tiene planta de torero, su toreo es caro y profundo y est...

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Una lección de arte y otra de valor. Casi nada. Un balance sorprendente y desconocido en una plaza de toros. De ahí, el carácter extraordinario de lo ocurrido en La Maestranza en el transcurso de una novillada sin picadores para promocionar nuevos valores.El artista se llama Tobali, es paisano de Manili y tiene 18 años. Pudo salir holgadamente por la puerta del Príncipe, pero se lo impidió su absoluto desconocimiento de la suerte de matar. El manejo del estoque, sin embargo, lo puede aprender porque demostró un valor más que suficiente. Tiene planta de torero, su toreo es caro y profundo y está coronado por detalles de gran inspiración. El novillo quinto era violento y brusco, y sólo le permitió asentarse al final de la faena. Y lo hizo con la torería ya apuntada.

Guadalest / Cuesta, Tobali, Ortega

Novillos de Guadalest, blandos, nobles y manejables.Rafael Cuesta, ovación; ovación; ovación. Cristóbal Salguero Tobali, vuelta; oreja. Joselito Ortega, ovación. Resultó cogido. Plaza de la Real Maestranza. 22 de agosto. Tercera novillada de promoción. Menos de media entrada.

El gesto de valor corrió a cargo de Joselito Ortega, un malagueño que conoce la técnica, pero al que faltó repaso y naturalidad en un toreo que quiere realizar con ligazón. Al pinchar por segunda vez, el novillo, gacho de pitones, lo lanzó con fuerza sobre el albero. El novillero quedó conmocionado y sin sentido en la arena. El agua sobre su cara lo despertó y se dirigió hacia el novillo cojeando de la pierna derecha, de la que manaba abundante sangre. Consiguió al tercer intento una estocada, y una fortísima ovación. Rafael Cuesta mató tres novillos y dos de ellos -cuarto y sexto- fueron los mejores. Su balance fue pobre: tres ovaciones.

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