Crítica:

Rita Marley brilla en el Festival Sonidos del Mundo

A finales de los ochenta, Occidente descubría con sorpresa la fascinante e infinita actividad musical del que llama Tercer Mundo. Surgían etiquetas como worldmusic, música étnica o sonido global; términos que, si bien sólo definen vagamente su naturaleza, al menos agrupan un conjunto de músicas que tienen como principal característica el uso de la lengua autóctona y la fidelidad a sus raíces. Afin a esta vocación internacionalista, se ha presentado en Navarra una nueva edición del Festival Sonidos del Mundo, que se desarrollará durante todo este mes en los escenarios de cinco ciudades d...

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A finales de los ochenta, Occidente descubría con sorpresa la fascinante e infinita actividad musical del que llama Tercer Mundo. Surgían etiquetas como worldmusic, música étnica o sonido global; términos que, si bien sólo definen vagamente su naturaleza, al menos agrupan un conjunto de músicas que tienen como principal característica el uso de la lengua autóctona y la fidelidad a sus raíces. Afin a esta vocación internacionalista, se ha presentado en Navarra una nueva edición del Festival Sonidos del Mundo, que se desarrollará durante todo este mes en los escenarios de cinco ciudades de esta comunidad. El cartel está tomado por los nombres africanos: de los zaireños Papa Wemba y Lokua Kanza a la beninesa Angelique Kidjo, pasando por el camerunés Manu Dibango y el ugandés Geoffrey Oryerna. La oferta se ha completado con Las Hijas del Sol, Misia, Raimundo Amador, Omara Portuondo, Luis Paniagua y Rita Marley.Rita apareció el pasado sábado en el polideportivo de Alsasua como el mayor reclamo de un espectáculo tan ambicioso en su planteamiento como en su nombre: The Bright Miracle Show (El Show del Milagro Luminoso). Rompió el hielo un combinado formado por dos bandas habituales en el solitario panorama reggae español: Afrobrass y Desakato Dadá, que con reggae de mensaje positivo consiguieron calentar el ambiente. Las buenas intenciones siguieron con Nacho Scola, un atípico caso de empresario discográfico metido a compositor. Las nuevas canciones de Scola -se hablará más adelante de las escritas junto a Gregorio Paniagua- revelan que el camino elegido parte del reggae y pasea por el funk. Scola, director del espectáculo, mejor cantante que guitarrista, presentó el tercer número tras consumar su debú: la cantante afro Dhaima Matthews. Su breve intervención dio paso a la actuación de la estrella de la noche.

Por fin salió, exagerada y obsequiosa como una especie de Rocío Jurado jamaicana, la viuda del rastafari más famoso de todos los tiempos. Dueña de unas dotes vocales innegables, Rita descubre el soul en el reggae; domina ambos palos desde su paso por Las Soulettes y las I Thre, grupo de acompañamiento vocal de Bob Marley. De éste cantó, como siempre, algunos éxitos eternos como One love, No woman no cry o Redention song. Pero estas versiones tienen un brillo opaco que sólo cala hondo entre los nostálgicos empedernidos devotos del profeta Jha Ras Tafari.

Más convincentes son las canciones de su propio repertorio (One draw, That's way) o las sentidas baladas que Scola y Paniagua escribieron para ella en el álbum Espectacles for tribuffalos. Precisamente en Miracle baby, Rita se descubre como una Nina Simone tropical, mientras en Sunshine song convierte el recinto en un music hall. El momento más luminoso del concierto.

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