Cartas al director

Las medidas económicas

Con su empeño habitual en parecer un clásico ex alumno de Oxford, el ministro de Economía nos he enumerado una serie de medidas (las más importantes que vayan a tomarse en los últimos años, dice) tendentes a incrementar la recaudación del Estado y sustancialmente beneficiosas para las rentas medias. Uno, común mortal, las estudia con atención esperando encontrarse, por activa o por pasiva, como posible receptor de tales gracias, y se queda sintiendo esa extraña sensación de que una reencarnada y juguetona Dalila le torna por un incauto y adormecido Sansón.Está claro que el señor Rato no ha con...

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Con su empeño habitual en parecer un clásico ex alumno de Oxford, el ministro de Economía nos he enumerado una serie de medidas (las más importantes que vayan a tomarse en los últimos años, dice) tendentes a incrementar la recaudación del Estado y sustancialmente beneficiosas para las rentas medias. Uno, común mortal, las estudia con atención esperando encontrarse, por activa o por pasiva, como posible receptor de tales gracias, y se queda sintiendo esa extraña sensación de que una reencarnada y juguetona Dalila le torna por un incauto y adormecido Sansón.Está claro que el señor Rato no ha confundido la cantidad, si nos atenemos al orden de prioridades establecido por su partido para atajar los problemas del país, pero sí se ha equivocado de colectivo. Efectivamente, son 3,5 millones... pero de parados, no de inversionistas, hacia los que hay que dirigir las acciones oportunas que modifiquen o, cuando menos, atemperen su situación.

No resulta complicado adivinar que los mayores y auténticos beneficiarios del nuevo tratamiento fiscal a los fondos de inversión y plusvalías son realmente los grandes inversionistas y los poseedores de rentas millonarias. Aun así, puede que lo preocupante no sea que aquellos que más tienen vayan a tener mucho más (es lo propio con la política inequívocamente de derechas que empieza a desarrollar este Gobierno), sino la consecuente merma en los ingresos del Estado, circunstancia ésta que incidirá de forma negativa en la provisión de los fondos necesarios para mantener nuestro no muy boyante Estado de bienestar.

Finalmente, y con respecto al engañoso término renta media, tan socorrido para encubrir el verdadero alcance de estas medidas, convendría aclarar que no es otra cosa más que la resultante obtenida entre unas pocas y voluminosas rentas y otras muchas y exiguas. Es bien sabido que son gran mayoría los ciudadanos que no superan ese listón. Ciudadanos que muy gustosamente le pedirían al señor Rato y al señor Montoro, secretario de Estado de Economía, que identificasen sin dilación quiénes son esos "ricos de verdad que no pagan impuestos" a los que se refieren-

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