Editorial:

La penosa gangrena del poder navarro

EL PRESIDENTE del Gobierno de Navarra, Javier Otano, dimitió ayer tras reconocer que tenía una cuenta en Suiza cuya, relación con el supuesto cobro de comisiones ilegales investiga la justicia. Otano se ve así inmerso en la misma trama que su antecesor en el liderazgo de los socialistas navarros, Gabriel Urralburu. En una entrevista reciente, Felipe González manifestó que ninguno de los escándalos relacionados con la corrupción le había parecido tan increíble como el protagonizado por Urralburu. Ciertamente, lo es más que otros insólitos escándalos que han abochornado a la sociedad española en...

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EL PRESIDENTE del Gobierno de Navarra, Javier Otano, dimitió ayer tras reconocer que tenía una cuenta en Suiza cuya, relación con el supuesto cobro de comisiones ilegales investiga la justicia. Otano se ve así inmerso en la misma trama que su antecesor en el liderazgo de los socialistas navarros, Gabriel Urralburu. En una entrevista reciente, Felipe González manifestó que ninguno de los escándalos relacionados con la corrupción le había parecido tan increíble como el protagonizado por Urralburu. Ciertamente, lo es más que otros insólitos escándalos que han abochornado a la sociedad española en los últimos años. Súmese ahora el caso Otano y tendremos una acumulación incomprensible. Máxime cuando en Navarra muchas personas han estado arriesgando vida, hacienda y seguridad de sus familias por defender a las instituciones contra las amenazas de ETA en relación a la construcción de la autovía de Leizarán, mientras aquellos que representaban a dichas instituciones ante la sociedad se enriquecían sin el menor escrúpulo con comisiones de los constructores.

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Ahora ya es evidente que la gangrena de la corrupción se propagó desde Roldán a muy amplios círculos del socialismo navarro, emponzoñando prácticamente a toda su estructura jerárquica. Otano era presidente del Parlamento foral. Y, por desgracia, todo indica que estaba perfectamente avisado, y como tal era corresponsable de lo que sucedía. En todo caso, Otano es hoy supuesto cómplice de toda una trama de cínica cooperación que ha hecho un daño incalculable a las instituciones y a la democracia misma. Y no sólo en Navarra.

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La investigación judicial habrá de determinar si la cuenta en Suiza guarda relación con el cobro de comisiones ilegales y si su importe servía para enriquecer a sus titulares, ya fueran Otano y su mujer, ya fuera meramente el beneficiario Urralburu o tuviera una relación directa con el sistema de financiación del partido socialista. 0 si servía para los tres objetivos a la vez. Cualquiera de las opciones es igual de lamentable.

De momento, lo seguro es que el compromiso de transparencia asumido por Otano el 27 de julio de 1995, al tomar posesión, estaba siendo traicionado desde el instante en que fue expresado. ¿Cómo pudo declarar que "sin ética no hay política" un político que se sabía titular -desde 1991- de la cuenta ahora descubierta? ¿Sabían sus compañeros de dirección del PSN que designaban candidato a la presidencia de Navarra a alguien con semejante lastre? Preguntas a contestar sin ambages y a ser posible con el necesario rubor y la veracidad que hagan posible una recuperación de la credibilidad de un partido que, por la ambición, sentimiento de impunidad y puro cinismo de algunos de sus miembros frente a sus electores, parece haberse sumido en una sima de descrédito profunda como pocas en los últimos años. Y nunca más, por favor, vuelvan a repetir la escena de pedir perdón a toda la sociedad como vergonzosa y públicamente hizo la dirección de los socialistas navarros.

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