Crítica:CINE

Problemas de competencia

Por una de esas coincidencias tan habituales en el mundo del cine, en 1994 se ruedan, casi de manera simultánea, dos películas sobre los castrados, los cantantes creados por las terribles prácticas que comienzan a proliferar en Europa a mediados del siglo XVII para conservar las grandes voces infantiles.En primer lugar se sitúa Farinelli, el castrado, una coproducción entre Bélgica, Francia e Italia, dirigida por Gerard Corbieu con bastante amplitud de medios.

En segunda posición aparece La leyenda de Balthasar el castrado, una producción española realizada por Juan Miñón,...

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Por una de esas coincidencias tan habituales en el mundo del cine, en 1994 se ruedan, casi de manera simultánea, dos películas sobre los castrados, los cantantes creados por las terribles prácticas que comienzan a proliferar en Europa a mediados del siglo XVII para conservar las grandes voces infantiles.En primer lugar se sitúa Farinelli, el castrado, una coproducción entre Bélgica, Francia e Italia, dirigida por Gerard Corbieu con bastante amplitud de medios.

En segunda posición aparece La leyenda de Balthasar el castrado, una producción española realizada por Juan Miñón, muy afectada por la competencia de la anterior a la hora de su comercialización. En primer lugar, por cambiar su mucho mejor título original, El rey de Nápoles, por otro que trata de aprovecharse inútilmente del éxito de la coproducción, y luego, por haberse retrasado su estreno durante casi dos años por culpa del éxito de la anterior. Curiosa contraposición, pero, sin embargo, muy característica del mundillo de la exhibición cinematográfica.

La leyenda de Balthasar el castrado

Guión y dirección: Juan Miñón.Fotografía: Acacio, de, Almeida. Música: Mairo de Benito. España, 1994. Intérpretes: Imanol Arias, Coque Malla, Aitana Sánchez Gijón, Enrique San Francisco, Helio Pedregal. Estreno en Madrid: Minicines, Albufera, Gran Vía. Vaguada, Canciller.

Todo esto no impide que La leyenda de Balthasar el castrado tenga una serie de problemas que, considerada en solitario, olvidándose de Farinelli, el castrado, ensombrecen bastante sus ambiciosas intenciones, dando unos irregulares resultados. Van desde graves problemas de guión, que obligan a la inclusión de una voz de fondo para hacer comprensible la intriga, hasta problemas de producción, que hacen que, frente a la amplitud de medios con que se han realizado algunas escenas, otras no hayan podido rodarse.

Ambientada entre finales del siglo XVII y principios del XVIII en Nápoles, durante los últimos tiempos de la dominación española, narra la vida del cantante Balthasar, uno de los más famosos castrados de la época, y cómo se convierte en el rey de la ciudad. Dividida en seis partes, plantea su ascensión y caída apoyándose en una compleja relación amorosa entre el castrado, su protector y una bella dama.

Lo que debió de ser una apasionada e inusual historia de amor y sexo se convierte en poco más que un borrador, en buena parte por los problemas citados. Aunque también pesan mucho la frialdad y lejanía con que está planteada la relación triangular, la poca habilidad del director para resolver los números musicales y la bisoñez del casi debutante Coque Malla, no muy bien respaldado por sus compañeros Imanol Arias y Aitana Sánchez Gijón.

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