Crítica:FLAMENCO

La guitarra fue una fiesta

Tomatito se está afirmando como un gran concertista de guitarra flamenca. Se le ve más seguro que nunca en este menester. Le costó un cierto tiempo hallar la serenidad suficiente, a raíz de la muerte de Camarón que indudablemente le dejó descolocado artística y, sobre todo- anímicamente. Pero una vez asumido y superado el trauma, Tomatito se ha reencontrado con su inspiración personal, trabaja más que nunca y su creatividad va evidentemente en alza.El concierto con que inauguró en Fuenlabrada este ciclo en las fiestas del Dos de Mayo madrileñas, siguió la pauta de otros anteriores suyos, con c...

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Tomatito se está afirmando como un gran concertista de guitarra flamenca. Se le ve más seguro que nunca en este menester. Le costó un cierto tiempo hallar la serenidad suficiente, a raíz de la muerte de Camarón que indudablemente le dejó descolocado artística y, sobre todo- anímicamente. Pero una vez asumido y superado el trauma, Tomatito se ha reencontrado con su inspiración personal, trabaja más que nunca y su creatividad va evidentemente en alza.El concierto con que inauguró en Fuenlabrada este ciclo en las fiestas del Dos de Mayo madrileñas, siguió la pauta de otros anteriores suyos, con claro predominio de los temas rítmicos, que son sin duda aquéllos en los que Tomatito se encuentra más a gusto, no sé si por propia convicción o porque entiende son los preferidos prioritariamente por el público.

Concierto de Tomatito

Con Antonio Torres (segunda guitarra), El Potito (cante), El Negri (percusión), José Fernández (baile), El Maca (bajo). Casa de la Cultura. Fuenlabrada (Madrid), 1 de mayo.

Entusiasmo

Desde luego, la audiencia fuenlabreña de este día festivo era en su mayoría joven, y se lo agradeció con entusiasmo, le aplaudió, le jaleó, le hizo paImas a compás -no siempre oportunas, todo hay que decirlo, casi nunca lo son cuando los músicos están tocando-, y quedó muy contenta con la hora y cuarto ininterrumpida de música brillante y flamenca, a la que Tomatito se entregó en cuerpo y alma, disfrutando él mismo y resolviendo con maestría las grandes dificultades de ejecución evidentes en algunos pasajes.El guitarrista supo rodearse de músicos muy adecuados para la obra que se había propuesto interpretar. Singularmente El Negri le dio unas percusiones llenas de sentido y a veces verdaderamente endiabladas de compás. También el baile de Joselito Fernández alcanzó cotas muy elevadas de clase, con su sobriedad, su elegancia y la precisión y limpieza en los zapateados.

Fue muy aplaudido y jaleado igualmente El Potito, cuyo cante se acopla bien al grupo musical, como si de un instrumento más se tratara. En definitiva, una gran fiesta flamenca en la que Tomatito llevó la batuta con arte y eficacia.

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