Crítica:LA SEMANA EN POP

Veteranos y notables

Hubo llenazo de impresión para contemplar en directo el regreso de una de las bandas seminales de la movida, Mamá. Aparte de la complicidad nostálgica, que también la hubo, la razón de este pequeño gran acontecimiento estaba en volver a escuchar hermosas canciones de amor -¿qué gran canción no es de amor?-, que estremecieron hace más de 15 años: Nada más, Regresas a casa a las diez, Hora punta en el metro o Número equivocado. Temas que, con el debido apoyo, podrían hacerse un claro hueco en un presente musical que carece precisamente de eso, de buenas cancion...

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Hubo llenazo de impresión para contemplar en directo el regreso de una de las bandas seminales de la movida, Mamá. Aparte de la complicidad nostálgica, que también la hubo, la razón de este pequeño gran acontecimiento estaba en volver a escuchar hermosas canciones de amor -¿qué gran canción no es de amor?-, que estremecieron hace más de 15 años: Nada más, Regresas a casa a las diez, Hora punta en el metro o Número equivocado. Temas que, con el debido apoyo, podrían hacerse un claro hueco en un presente musical que carece precisamente de eso, de buenas canciones. Granados, Mené, Guti y compañía están por la labor. Sólo falta que algún avispado genio de la industria acepte el reto, porque materia prima hay.Otro personaje, que vuelve de vez en cuando a visitarnos es Tav Falco, un fenómeno a la hora de tintar el rock and roll clásico con ese glamour imprescindible para que el simple espectáculo de interpretar un puñado de canciones en directo adquiera una relevancia estética singular. Tav Falco encarna a la perfección al crooner en el que todos los rockers de corazón aspiran a convertirse ese día, en el que las canas inunden sus patillas Así, va combinando rythm'n'blues con tango, blues o hasta el mismísimo goldfinger, sin que rechine ningún engranaje. Con estilo y naturalidad.

Estos dos ingredientes son, precisamente, los que no le faltan Nacho García Vega, que celebró su cumpleaños a sala repleta, dando un buen repaso a los excelentes temas de su primer disco en solitario y regalando varias sorpresas a público, como la esperada reunió de los Nacha Pop al completo para interpretar Nadie puede parar, en medio del delirio colectivo Nacho mostró en escena el resultado de un año trabajando en proyecto propio con una excelente banda. Sin fisuras, valorando tanto los arreglos, como los diferente ambientes sonoros de cada canción, el intérprete y compositor dejó ver a las claras que, sin abandonar el pop rock elegante y con su punto de sofisticación, tiene un montón de cosas que decir y cantar en los años noventa. Sólo tiene que cambiar un poco la dirección de ese maldito vendaval que trata de tirar por tierra la obra de lo músicos españoles de los ochenta Tal vez entonces se entienda que no fue todo tan bueno, ni tan malo.

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