"Hay rabia contra los políticos en EE UU"

La fábrica de Hollywood acaba de lanzar una nueva versión de la exitosa producción francesa Lajaula de las locas. Robin Williams encama el personaje que Ugo Tognazzi bordó en 1978, en el filme dirigido por Mike Nichols, La jaula de grillos, que se estrena en España el próximo día 26. La nueva versión de este filme sobre una madura pareja de homosexuales pone el acento en la parodia política y en la doble moral de los conservadores. Gene Hackman hace el papel de un senador republicano cuya hija quiere casarse con el hijo de Williams.

Si alguien piensa que Robin Williams sobreactúa y gest...

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La fábrica de Hollywood acaba de lanzar una nueva versión de la exitosa producción francesa Lajaula de las locas. Robin Williams encama el personaje que Ugo Tognazzi bordó en 1978, en el filme dirigido por Mike Nichols, La jaula de grillos, que se estrena en España el próximo día 26. La nueva versión de este filme sobre una madura pareja de homosexuales pone el acento en la parodia política y en la doble moral de los conservadores. Gene Hackman hace el papel de un senador republicano cuya hija quiere casarse con el hijo de Williams.

Si alguien piensa que Robin Williams sobreactúa y gesticula demasiado en escena, es que no lo ha visto en persona. Las películas dramáticas que ha hecho deben haber sido un verdadero ejercicio de contención para este actor de 44 años, que se mueve y habla como un incansable dibujo animado en el que él intepreta todos los papeles. Sin embiargo, lejos de resultar enervante, Robin Williams es un hombre afable capaz de improvisar ocurrencias y juegos de palabras intraducibles, que hacen difícil no simpatizar con él y dar descanso a la sonrisa.Robin Williams sólo vio una vez La jaula de las locas, dirigida por Jean Poiret, en cuya adaptación norteamericana él intepreta el papel de Ugo Tognazzi. La necesidad de rehacer una versión americana de un filme europeo es, para el actor, simplemente una forma de facilitarle las cosas al público estadounidense. "Funciona perfectamente de esta manera, sobre todo por los guiños políticos actuales que se han incorporado. Se ajusta como un guante, o como un condón, dirían otros, al momento actual. El escenario de South Beach, en Florida, es la equivalencia total del sur de Francia. El público americano ha respondido de maravilla", afirma.

"Políticamente, incluso, pienso que encaja más con la realidad de Estados Unidos que con la francesa. En mi país la intolerancia y la doble moral conservadora es mucho más indignante, porque todos los días nos encontramos casos de predicadores que son encontrados con prostitutas, y se ha generalizado la idea de que los representantes de la extrema derecha son los que con mayor frecuencia protagonizan escándalos sexuales. Eso, combinado con lo que ha venido sucediendo recientemente, esa regresión intolerante con ciertas leyes que han revocado derechos; alcanzados en los setenta y ochenta, como los matrimonios homosexuales, también la hacen oportuna. La comedia, como vehículo de todo esto, permite además de hacer reir, deslizar por lo bajo ideas de los diferentes tipos de familia que son válidos".

No es la primera vez que Williams se enfrenta con su lado femenino en la pantalla. "Esta vez no tuve que ponerme en contacto con ese lado", dice, "fue más observarlo, tocarlo. Me ofrecieron primero el otro papel -el de Albert, mucho más amanerado-, pero es algo que ya había hecho y no me veo muy bien con tanto postizo, además soy muy peludo. No quería hacer drag otra vez, por eso rechacé también un papel en A Wang Foo, ¿qué hay de nuevo Julie Newmar? Estar cerca en el rodaje es divertido, pero hacerlo es doloroso".

"La única diferencia con otros papeles parecidos que he hecho es que Armand Goldstein no es infantil", continúa Williams. "Él es el centro de toda esta locura, como productor de un espectáculo, como figura paterna, como marido... tiene que controlar muchas situaciones. Por eso no se le ve tanto la pluma. Lo que diría Mike (Nichols) es que toda la histeria y la gracia están alrededor. Mi personaje no debe preocuparse de eso, porque su papel principal está en las escenas de relación con cada uno de los otros, con su hijo, hasta con el criado. Su relación con Albert es la de una pareja que ha estado junta durante 27 años, como culquier pareja heterosexual. Discuten, pero se conocen a fondo".

'Drag queens'

Este filme coincide además con una serie de recientes películas anglosajonas con drag queens como protagonistas. "No sé por qué, en realidad, supongo que es el momento político", dice. "Las drag queens son un poco como Dr. Jeckl y Mr. Hyde, resultan fascinanates porque somos un país fundado por pioneros, gente tan conservadora e intransigente que fueron expulsados por los ingleses. Las drag queens van en contra del machismo que esconde esa actitud. Las drag queens pueden decir cosas que un hombre como tal no diría. ¿Por qué esa moda en EE UU? Tal vez venga de los ingleses, donde les encanta el travestismo, hasta a los políticos. Es una larga tradición. Pero es que además son graciosas y muestran también un lado humano muy cálido. Un travestí como Ru Paul puede ser algo agresiva en escena, pero en privado es una persona muy delicada y dulce".La política forma parte importante del planteamiento de la película, no sólo por el papel de Gene Hackman como senador republicano y padre de la novia, sino también por el modelo femenino adoptado para la madre travestida. "En Mrs. Doubtfire me inspiré en Margaret Thatcher para crear el personaje, aunque tuve que dejar de imitar su tono de voz porque asustaba a los niños. Nathan Lane (Albert en el filme) hizo lo mismo con Barbara Bush. Era el arquetipo perfecto de la señora ultraconservadora. Cuando piensas en algunos políticos que harían grandes drags, Bob Dole sería una excelente Joan Crawford".

Pero la parodia es una forma de exorcizar demonios. "Creo que hay cierto descontento generalizado contra los políticos", continúa Williams. "Por eso hacer burla de ellos es juego limpio, se trate de Pat Buchanan, de Clinton o de Bob Dole. Hay un factor de miedo y rabia en la sociedad americana que hace que esta película funcione. Sobre todo porque en los últimos ocho o diez años hemos sido testigos de mucha hipocresía moral".

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