Los hombres pierden tejido cerebral casi tres veces más deprisa que las mujeres

Un equipo de EE UU se interna en el conocimiento de la compleja actividad mental

ENVIADA ESPECIAL Los hombres pierden tejido cerebral a un ritmo casi tres veces superior que las mujeres a medida que envejecen, según una investigación en personas de 18 a 45 años cuyos resultados han sido presentados en Baltimore (Estados Unidos). Ruben C. Gur, neurólogo de la Universidad de Pensilvania, director M grupo que ha hecho el estudio, explicó que los hombres seguramente compensan la pérdida de tejido cerebral y mantienen sus habilidades, mentales mediante un metabolismo más alto de las neuronas remanentes, mientras que ellas van perdiendo gradualmente la actividad cerebral de form...

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ENVIADA ESPECIAL Los hombres pierden tejido cerebral a un ritmo casi tres veces superior que las mujeres a medida que envejecen, según una investigación en personas de 18 a 45 años cuyos resultados han sido presentados en Baltimore (Estados Unidos). Ruben C. Gur, neurólogo de la Universidad de Pensilvania, director M grupo que ha hecho el estudio, explicó que los hombres seguramente compensan la pérdida de tejido cerebral y mantienen sus habilidades, mentales mediante un metabolismo más alto de las neuronas remanentes, mientras que ellas van perdiendo gradualmente la actividad cerebral de forma proporcional al deterioro de los tejidos. La media del volumen del cerebro masculino al nacer es superior al femenino, dado el mayor tamaño del cuerpo.

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La alta resolución de las modernas técnicas que los neurólogos tienen para observar el cerebro en funcionamiento está proporcionando detalles muy sutiles sobre este órgano, camino de una mayor comprensión -aún muy incipiente- de su estructura y dinámica.Ahora Gur, un pionero en los estudios de las diferencias del cerebro por sexos, y su equipo han investigado el volumen y el metabolismo de la materia gris en 24 mujeres y 37 hombres, de edades comprendidas entre 18 y 45 años, utilizando dos técnicas no invasivas complementarias: una denominada PET (tomografía por emisión de positrones) para medir el metabolismo de las neuronas y otra llamada MR1 para medir el volumen cerebral. Las diferencias que ha identificado son evidentes en las edades de los individuos estudiados, es decir, antes de los cambios hormonales asociados a la menopausia, que pudiera ser un factor a tener en cuenta.

El PET es capaz de medir la actividad metabólica de las neuronas inyectando previamente al individuo analizado una solución de glucosa con un isótopo radiactivo que registran los detectores ultrasensibles del aparato. El mayor o menor consumo de glucosa por parte de las neuronas se traduce en mayor o menor actividad.

Gur, que presentó sus resultados el sábado pasado en la reunión de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), en Baltimore, puntualizó: "No es cierto que con estas técnicas veamos los pensamientos de las personas, tal vez lo logremos el próximo siglo. Por ahora, lo que notamos es un aumento del metabolismo en zonas que relacionamos con actividades mentales concretas, como planificación en el lóbulo frontal o recuerdo en el lóbulo temporal".En reposo mental

El alto coste de estos estudios -2.600 dólares, unas 325.000 pesetas, cada medición con PET- limita considerablemente el número de individuos que pueden ser investigados en los experimentos. Gur reconoció que le gustaría tener una muestra mayor de hombres y mujeres, pero que la selección se hizo de manera que garantiza su representatividad.

Este equipo de neurólogos se ha centrado, en su último experimento, en el volumen del cerebro y la tasa de metabolismo sin pedir a los sujetos del experimento que realicen función específica alguna, sino que se mantengan en reposo mental durante media hora."Es curioso", comentó Ruben Gur a EL PAÍS, "que cuando pedimos a los hombres que se relajen, observamos que mantienen la actividad en la zona que antes tenían activada, como si siguieran pensando en lo mismo, mientras que las mujeres activan áreas de capacidades cognitivas diferentes al relajarse". Esto, dijo, podría interpretarse como una causa de que los hombres pierden células más deprisa, mientras que las mujeres podrían tener algún mecanismo para relajar las zonas donde las neuronas pueden estar en peligro por exceso de trabajo. "Pero esta interpretación es muy especulativa", advirtió.

Lo que sus datos muestran es que la pérdida de tejido cerebral es particularmente significativa en el lóbulo frontal, que se ocupa de mecanismos de planificación y de inhibición, explicó Gur. "Los hombres pierden tejido en el lóbulo frontal con una tasa tal que cuando llegan a la mediana edad, aunque parten de un cerebro mayor, su lóbulo frontal tiene el mismo tamaño que el de las mujeres, mientras que ellas no muestran apenas reducción en el volumen del cerebro en esta región", explicó.

El hecho de que las mujeres vivan, como media, diez años más que los hombres, "podría estar relacionado con el metabolismo cerebral más lento y proporcional a la pérdida de tejido, porque lo que pasa al acelerar las células es que se producen efectos citotóxicos. Cuando los productos residuales del metabolismo no se eliminan eficientemente, pueden contribuir a la muerte de la célula", comentó Gur.¿Por qué ellas viven más?

¿Qué explicación tendría el hecho de que las mujeres suelan vivir más tiempo? Desde el punto de vista de la evolución, dijo, cabría teorizar que las hembras tengan algún mecanismo añadido que refuerce la supervivencia, puesto que, desde el punto de vista de la permanencia de la especie, que es lo que cuenta en términos evolutivos, y no la del individuo, es necesaria su presencia prolongada para la reproducción, mientras que el macho es prescindible tras la fecundación.

Este neurólogo publicó en la revista Science en enero del año pasado los resultados de su trabajo anterior, que mostraban unas marcadas diferencias en el metabolismo de hombres y mujeres en regiones cerebrales asociadas al control de las funciones motoras y a las respuestas emocionales.

En aquel estudio -realizado en 61 personas adultas sanas- se apreciaba en los hombres un metabolismo más alto en las funciones motoras. En las áreas que controlan las emociones, la zona asociada a las respuestas de acción, incluida la agresión, era más activa en los hombres, mientras que las mujeres mostraban mayor actividad en la región asociada a los procesos de comunicación simbólica, como la expresión facial o la verbal. O sea, el hombre tiende al puñetazo, y la mujer al insulto.

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