Una colección discográfica recupera la obra de los compositores perseguidos por el nazismo

La 'Música degenerada' sale de las catacumbas gracias al productor Michael Haas

La colección Entartete Musik (Música degenerada), que la discográfica. británica Decca inició en 1992, se ha convertido en una revelación histórica que ha déscubierto a las nuevas generaciones la obra de los compositores perseguidos por Hitler. Desde su aparición, la repercusión internacional ha sido tal que la música de autores como Ernst Krenek, Erich Korngold y Bertold Goldschmidt, perseguidos por el nazismo, ha vuelto a sonar con fuerza en los auditorios. Ciudades como Berlín, Londres, Amsterdam y Madrid han dedicado ciclos y festivales a la llamada música degenerada, que ha conseguido sal...

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La colección Entartete Musik (Música degenerada), que la discográfica. británica Decca inició en 1992, se ha convertido en una revelación histórica que ha déscubierto a las nuevas generaciones la obra de los compositores perseguidos por Hitler. Desde su aparición, la repercusión internacional ha sido tal que la música de autores como Ernst Krenek, Erich Korngold y Bertold Goldschmidt, perseguidos por el nazismo, ha vuelto a sonar con fuerza en los auditorios. Ciudades como Berlín, Londres, Amsterdam y Madrid han dedicado ciclos y festivales a la llamada música degenerada, que ha conseguido salir de las catacumbas y alcanzar la victoria final.

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El productor discográfico Michael Haas, alma y motor del proyecto, asegura que el éxito ha convertido la colección en una obra abierta. "La lista de autores y obras importantes, localizadas en archivos editoriales y conservatorios de varios países, es tan enorme que necesitaremos más de 10 años para llevarlas al estudio de grabación", afirma.Los úItimos lanzamientos de Entartete Musik recuperan la ópera Flammen (Las llamas) y los Concertos alla Jazz, del compositor checo Erwin Schulhoff (1894-1942), que falleció en un campo de concentración, y la Deutsche Sinfonie (Sinfonia alemana), del alemán Hanns Eiller (1898-1962), que el compositor subtituló Sinfonía antiHitler. Las nuevas grabaciones, que han apararecido en el mercado, están dirigidas por John Mauceri y Lothar Zagrosek.

Sin la perseverancia del productor discográfico estadounidense Michael Haas, nacido en 1954, casi nadie conocería hoy la música de los compositores perseguidos por el nazismo. Aunque la Colección inició su andadura hace cuatro años con las óperas Das, Wuner de Heliane, de Korngold, y Jonny spielt auf (Jonny empieza a tocar), de Krenek, el primer gran éxito, sin embargo, se logró con Der Gewaltige Hahnrei (El magnífico cornudo), del compositor alemán Berthold Goldschmidt (Hamburgo, 1903).

El proyecto de llevar al disco la música degenerada nació de un golpe de suerte. "Decca inició la grabación integral de la obra de Kurt Weill, un ambicioso proyecto en colaboración con la Fundación Weill de Nueva York", explica, Haas. "Mientras buscaba, partituras en la editorial Universal de Viena decubrí muchas obras del mismo periodo escritas por autores que fueron famosos en la década de los treinta".

Para llevar a cabo la integral Kuri Weill, la discográfica británica destiné cuatro millones de dólares. Cuando el proyecto quedó paralizado, por desavenencias con la fundación neoyorquina, Michael Haas consiguió que la discográfica dedicara ese dinero a la grabación de la música degenerada.

Doble purga

La mayoría de los compositores recuperados han tenido que sobrevivir a una doble purga. Primero sufrieron la persecución nazi y después tuvieron que soportar la total indiferencia hacia su obra cuando, en los años cincuenta y sesenta, los dirigentes de las vanguardias y posvanguardias musicales intentaron expulsarles de la historia de la música siguiendo los dictados estéticos marcados por Pierre Boulez y Karlheim Stockhausen. Compositores como Ígor Stravinski, Arnold Schönberg, Alban.Berg, Kurt Weill y Paul Hindemith, cuya obra fue considerada degenerada por el nacionalsocialismo, sobrevivieron a la gran purga nazi. Pero otros no corrieron la misma suerte, algunos finalizaron sus carreras en los campos de concentración de Theresienstadt y Auschwitz. Otros, como Korngold, Franz Waxman, Alfred Einstein y Hans Eisler, lograron escapar a Estados Unidos y se abrieron paso como compositores de bandas sonoras.

El hecho de que los compositores supervivientes del holocausto no consiguieran estrenar su música en los países donde se exiliaron se explica, según Haas, por un doble motivo. "En la mayoría de los casos, se trataba de compositores jóvenes, sin reputación internacional, que tuvieron que empezar porque su obra se quedó en Alemania en manos de editoriales pro nazis".

Muchas de las obras que hoy. se graban en la colección Entartete Musik han permanecido guardadas en colecciones privadas, pero lo que más ha extrañado a Michael Haas ha sido descubrir su existencia en los archivos de las grandes editoriales alemanas y austríacas. "Las grandes editoras, que estaban controladas por los nazis, tenían que destruir las partituras de los compositores clasificados como degenerados. Pero no lo hicieron", explica.

La localización de las obras no ha sido fácil, algunas han aparecido en los archivos de la Biblioteca Nacional Checa y en editoriales como la, prestigiosa Universal, de Vienal o B. Schott's Söhne, de Mainz. Otras partituras se han localizado en la Biblioteca de Nueva York; algunas obras de Kurt Weill incluso han aparecido en un monasterio italiano.

En ocasiones, las partituras estaban incompletas y se ha tenido que realizar un exhaustivo trabajo de rehabilitación. Perola restauración no ha sido siempre musicológica: en la reconstrucción de la ópera Der kaiser von Atlantis, de Ullmann, en la que faltaban varias partes, se llegó a contar con los servicios de una médium para localizar el material disperso. En otros casos, la recuperación de las obras ha sufrido retrasos por la dificultad de aclarar quiénes son los beneficiarios de los derechos de autor, ya que en ocasiones no hay herederos porque también murieron en los campos de concentración.

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