Dos informes confirman que el acuífero de Murcia desciende tres metros anuales

El bajón del nivel freático causa grietas en decenas de edificios

El nivel freático del acuífero de la Vega Media del río Segura, sobre el que está asentada la ciudad de Murcia, desciende a una velocidad media de dos a tres metros por año. Los técnicos advierten que la sequía, agravada por otros factores provocados por la acción humana, está creando una situación de indudable gravedad que ya afecta a edificios de todos los barrios de la ciudad. Los cimientos de una veintena de casas están afectados.

Los cinco años consecutivos de sequía que padece la cuenca del Segura -el ministro José Borrell ha llegado a decir: "El Segura, como río ha expirado"- no...

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El nivel freático del acuífero de la Vega Media del río Segura, sobre el que está asentada la ciudad de Murcia, desciende a una velocidad media de dos a tres metros por año. Los técnicos advierten que la sequía, agravada por otros factores provocados por la acción humana, está creando una situación de indudable gravedad que ya afecta a edificios de todos los barrios de la ciudad. Los cimientos de una veintena de casas están afectados.

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Los cinco años consecutivos de sequía que padece la cuenca del Segura -el ministro José Borrell ha llegado a decir: "El Segura, como río ha expirado"- no se han traducido sólo en pérdidas de cosechas y en guerras del agua por conseguir caudal desde el Tajo. En el subsuelo se ha creado un gran agujero que necesitará verdaderos ríos de agua para recuperar lo perdido. Según el informe del Instituto del Agua de la Universidad de Murcia, el acuífero de la Vega Media del Segura (150 kilómetros cuadrados), sobre el que viven medio millón de personas, se alimenta anualmente con volúmenes que han oscilado entre los 75 y los 100 hectómetros cúbicos (media del periodo 1972-82). El agua procedía fundamentalmente de la lluvia, del drenaje natural de 40.00 hectáreas de regadío y de las filtraciones en el cauce del río Segura y de todas sus arterias de azarbes y acequias.Pero en 1995 este acuífero sólo ha recibido 12 hectómetros cúbicos. La situación de sequía ha impedido regar la huerta (el trasvase de 55 hectómetros cúbicos aprobado en agosto pasado por el Consejo de Ministros se tuvo que repartir entre tres provincias y fundamentalmente en plantaciones de arbolado aleja das de la huerta de Murcia).

El Plan de Mejora de Regadíos, puesto en marcha, hace tiempo en la cuenca del Segura, ha originado el entubamiento de cientos de kilómetros de acequias. Y otro plan, el de Avenidas, creado para solucionar los problemas de inundaciones, ha encauzado el río Segura desde la ciudad de Murcia hasta su de sembocadura en Guardamar. A todos estos datos conocidos hay que añadir un número de pozos de sequía, no cuantificado en su alcance real pues se reconoce la existencia de una gran cantidad de ellos clandestinos, que los agricultores han ido abriendo en estos años de sequía para salvar sus huertas.

El acuífero de la Vega Media del Segura está ahora esquilmado. El profesor Senent, director del Instituto del Agua, no ha dudado en proponer una especie de UVI para recargar sistemáticamente el acuífero con las aguas residuales depuradas; al estilo de lo que el Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente aprobó hace dos meses con el acuífero almeriense del Campo de las Dalías.

Los grupos municipales del Ayuntamiento de Murcia, que han sido hoy convocados para una reunión extraordinaria y monográfica para abordar este problema, ya disponen de sendos informes técnicos sobre el descenso del nivel freático y las consecuencias, que de momento, se han podido comprobar. El primer informe, realizado por una empresa de geotecnia por encargo del Colegio de Arquitectos, recoge el dato de que desde 1993 hasta octubre de 1995 el nivel freático ha descendido, en algunos puntos de la ciudad, hasta 11 metros, aunque la media se sitúa entre seis y ocho metros.

Daños en cimientos

Este hundimiento en el subsuelo ha causado daños en los cimientos de un mínimo de 20 edificios, aunque según los redactores del informe "de la realidad observable a simple vista por nuestras calles, los casos presentados podrían superar el centenar". Este documento reconoce que, en algunos casos, ni los mismos propietarios son conscientes de que los cimientos de sus edificios se han visto afectados, porque no han apatecido los síntomas más evidentes como son las grietas. La mayor vulnerabilidad se da en los edificios aislados o con una medianera o esquina libre, con casos de "basculamientos visibles a simple vista".

El estudio deja un grado de tranquilidad cuando califica la situación actual de "no dramática" y señala que las patologías detectadas "no ofrecen peligrosidad inmeditata ni menoscabo para la seguridad de los usuarios". Sólo en dos casos hasta ahora ha sido necesario el recalce por la velocidad en los movimientos producidos.

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