Barishnikov: "Rara vez el escenario es mi casa"

El célebre bailarín considera "maravillosa" la apertura de la sociedad rusa

El gran Mijaíl Barishnikov, uno de los iconos de las artes escénicas en las últimas dos décadas, describió ayer en Madrid la inseguridad y el sobresalto que acompañan a los artistas al enfrentarse al público. "Rara vez el escenario es mi casa", dijo el bailarín, que ofrecerá a partir de mañana, en Madrid y Sevilla y con las entradas agotadas, un solo con coreografía de Twyla Tharp que recorre algunos de los momentos más intensos de su legendaria carrera. Barishnikov también habló de política y consideró "maravilloso" el cambio hacia la sociedad abierta que se está produciendo en Rusia.

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El gran Mijaíl Barishnikov, uno de los iconos de las artes escénicas en las últimas dos décadas, describió ayer en Madrid la inseguridad y el sobresalto que acompañan a los artistas al enfrentarse al público. "Rara vez el escenario es mi casa", dijo el bailarín, que ofrecerá a partir de mañana, en Madrid y Sevilla y con las entradas agotadas, un solo con coreografía de Twyla Tharp que recorre algunos de los momentos más intensos de su legendaria carrera. Barishnikov también habló de política y consideró "maravilloso" el cambio hacia la sociedad abierta que se está produciendo en Rusia.

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El secretismo rodeó la restringida rueda de prensa ofrecida por Barishnikov ayer por la tarde en un hotel de Madrid. Así lo hizo notar un periodista, que le dijo al bailarín que se esperaba a un personaje antipático y no al hombre alegre y confiado que apareció después y durante casi hora y media desplegó una elegancia y un carisma excepcionales. Menudo y fibroso, vestía vaqueros con americana de tres botones, camisa blanca de rayas azules y corbata.La pregunta más complicada y difícil de responder fue, según Barishnikov, si siente el escenario como su casa, "A cualquier artista le gustaría que fuese así", dijo. "Pero hay tantas trampas en él que a veces lo percibes como un lugar de trampas sin fin que arde bajo tus pies. Otras veces, de lo a gusto que estás, te sientes como en la cocina de tu casa. Siempre me dan miedo los momentos anteriores a subirme a un escenario. Rara vez me siento en casa sobre un escenario".

Barishnikov se encuentra de gira con su compañía, White Oak Dance Project. Ayer voló de Lisboa a Madrid, ciudad en la que aparecerá en escena mañana por España sólo había primera vez (en España solo había actuado en Barcelona al principio de su carrera). En el programa interpretará Pergolesi, obra escrita en 1993 por Twyla Tharp, "una especie de dancer digest de todos los héroes del repertorio que ha encarnado centenares de veces; muy americano", según Le Monde. "Pergolesi tiene que ver con todos los personajes y autores que he bailado", señaló Barishnikov. "Balanchine, Robbins, Taylor, Graham.... En gran medida esta obra representa un cruce entre ciertas disciplinas de la danza clásica con la danza moderna, y probablemente el público percibirá un poco de las dos".

Barislinikov afirmó que el Mlite Oak Dance Project ha sido su vida al cien por cien durante los últimos seis años. Y respecto a su forma de relacionarse y a su fama de exigente, creada sobre todo a su paso al frente del American Ballet Theater, respondió: "Soy un adicto al trabajo y a las ideas nuevas. Esto es lo que me mueve. Me gusta rodearme de gente genuinamente interesada en el teatro, y con estilos de vida diferentes. En el trabajo probablemente sea una persona difícil, quizá soy rudo con mucha gente, también conmigo mismo, no lo puedo cambiar".

Desde que se exilió en Estados Unidos en 1974, Mijail Barishnikov ha mantenido una vida social muy activa y parte del glamour de Nueva York en esta época es inseparable de su figura. Con tres hijos, uno de ellos de la actriz Jessica Lange; fulgurantes romances; la incursión en el cine con Noches de sol -"me hubiera gustado que saliese una película mejor"- y su presencia habitual en campañas publicitarias, Barishnikov dijo que se ha alejado de muchas cosas: "`Ya no vivo en Nueva York sino en el campo y no me considero una figura social prominente, eso son exageraciones. Llevo una vida bastante confortable y adecuada a mí en todos los aspectos".

La película Noches de sol, un fracaso cinematográfico, presentaba una intriga político-balletística. "Pero de ninguna manera estaba basada en mi vida", según Barishnikov. "De aquella experiencia guardo unos recuerdos ambivalentes. En aquel tiempo no fue proyectada en la antigua Unión Soviética. Yo no soy buen juez para dar una opinión seria sobre la situación. Allí, porque no he vuelto desde que abandoné el país. Desde luego, están pasando cosas maravillosas en los últimos años: la transformación hacia una sociedad abierta. Se han atravesado muchas dificultades y amarguras en el proceso; pero ése es el precio para llegar a la democracia. Va a llevar mucho tiempo en muchos campos, político, económico y cultural, hasta que Rusia se recupere".

De todas formas, Barishnikov, que nació en Riga, Letonia, de padres rusos, y desarrolló su carrera en Leningrado, se plantea regresar a la antigua Unión Soviética, aunque no dice cuándo: "Un día, a visitar gente, lugares, pero será un viaje privado".

Danza moderna

A los 47 años, el bailarín evitó responder de forma directa a la pregunta de si su paso a la danza moderna ha sido obligado por los años. "Nunca abandoné la danza", dijo, "y para mí la gradación de lo clásico, lo neoclásico y lo moderno no es necesaria. He bailado todos los estilos y me considero simplemente un bailarín. La danza representa la complejidad de la vida: la alegría, la tristeza. Eso es lo que se verá sobre el escenario.Veinticuatro espectadores tendrán hoy oportunidad de conseguir plaza para el espectáculo de Mijaíl Barishnikov en Madrid. Las entradas llevan agotadas desde hace diez días, pero el teatro Albéniz informó ayer que la compañia no ha utilizado el espacio que se suele reservar en el último piso para colocar algún artilugio técnico. De forma que hoy a las once y media de la mañana, se podrán conseguir en taquilla seis entradas para cada uno de los cuatro días del espectáculo (desde mañana hasta el día 12). Una mujer dijo ayer que le habían ofrecido en la reventa, cerca del teatro, una entrada a 20.000 pesetas, cuando los precios en taquilla van de 3.000 a 6.000 pesetas. Los 32 miembros de la compañía comenzaron ayer el montaje del espectáculo.

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