Crítica:FESTIVAL DE OTOÑO

Los 'lieder' de Anton Webern

La tarde del miércoles nos deparó una estupenda experiencia musical, la obra liederística de Anton Webern, muy bien interpretada por cuatro jóvenes cantantes y un excelente pianista, todos ellos españoles de nacimiento o formación. Ha de anotarse que la sala de cámara del auditorio registró una crecida asistencia, que aplaudió con calor todo el programa.Cumple así el Festival de Otoño y su ciclo Preludio del tercer milenio, pilotado por Pérez de Arteaga, una función necesaria: la deponer en su lugar la creación completa de uno de los más sutiles y geniales definidores musicales de todo ...

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La tarde del miércoles nos deparó una estupenda experiencia musical, la obra liederística de Anton Webern, muy bien interpretada por cuatro jóvenes cantantes y un excelente pianista, todos ellos españoles de nacimiento o formación. Ha de anotarse que la sala de cámara del auditorio registró una crecida asistencia, que aplaudió con calor todo el programa.Cumple así el Festival de Otoño y su ciclo Preludio del tercer milenio, pilotado por Pérez de Arteaga, una función necesaria: la deponer en su lugar la creación completa de uno de los más sutiles y geniales definidores musicales de todo el siglo XX. De él aprendieron quienes quisieron no sólo una extremada concisión, sino la reducción a lo esencial de todo un universo, de toda una vida de la que hay que partir -como subraya Hildegard Jone- para comprender su arte acabado, sabio, emocional y, a la vez, niño. El propio músico escribía a su amiga y colaboradora Hildegard estas palabras: "A través de mi trabajo todo mi pasado se torna infancia".

Ciclo Preludio del tercer milenio

Obras de Webern. Intérpretes: S. Chaves, P. Jurado, M. J. Sánchez y M. del Mar Dovál, cantantes. Pianista: J. Robaina. Auditorio Nacional. Madrid, 1 de noviembre.

En sus 78 Heder con piano, instrumentos u orquesta, asumió Webem una poética centrada en el siglo XIX que se alarga hasta el si= guiente (George e Hidelgard Jone) y mira al pasado remoto (L¡ Tai Po). Es admirable seguir la curva evolutiva que conduce a Webern desde sus feder primeros, pegados a la herencia anterior, hasta el que podemos denominar su universo, nuevo y sorprendente.

La actuación del pianista Jorge Robáina fue un auténtico regalo. No se puede abordar mejor el fascinante piano de Webern qué como lo hizo el intérprete canario en unión de cuatro intérpretes dotadas y de méritos destacados: la mezzo bonaerense Sóraya Chaves, una voz hermosa y una ductilidad ejemplar; la soprano y compositora madrileña Pilar Jurado, valor significativo de .la generación de 1961; la salínantina María José Sánchez, inteligencia ecléctica y espíritu inquieto, y, en fin, la santanderina María del Mar Dóval, que domina sus medios con segura perspicacia.

El panorama quedó completo, de manera . que quienes conocen bien, o menos bien, la obra vocal de Webern, habrán podido incorporar a su repertorio de vivencias una serie de perfecciones y emociones de alta jerarquía artística.

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