La profesora galardonada en Francfort con el Premio de la Paz condena el fundamentalismo

La profesora de temas orientales Annemarie Schimmel, catedrática de 73 años, galardonada ayer en Francfort con el Premio de la Paz que conceden anualmente los libreros y editores alemanes, se pronunció ayer, en el solenme acto de entrega en la Paulskirche; en contra del fundamentalismo islámico y condenó la fatwa que el Gobierno de Irán pronunció contra el escritor, Salman Rushdie. Schimmel intentó silenciar las voces de protesta que la acusaban de apoyar la violencia fundamentalista con poemas persas y una llamada a la comprensión entre las dos culturas

Con un brillante discurso, plag...

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La profesora de temas orientales Annemarie Schimmel, catedrática de 73 años, galardonada ayer en Francfort con el Premio de la Paz que conceden anualmente los libreros y editores alemanes, se pronunció ayer, en el solenme acto de entrega en la Paulskirche; en contra del fundamentalismo islámico y condenó la fatwa que el Gobierno de Irán pronunció contra el escritor, Salman Rushdie. Schimmel intentó silenciar las voces de protesta que la acusaban de apoyar la violencia fundamentalista con poemas persas y una llamada a la comprensión entre las dos culturas

Con un brillante discurso, plagado de citas eruditas, con valor literario y contenido intelectual, leído con voz firme, la anciana profesora premiada por los libreros alemanes debería haber despejado, cualquier duda sobre su actitud ante el fundamentalismo islámico. Durante toda la feria flotaba en el ambiente el fantasma de Rushdie. Se rumoreaba que en cualquier momento podría aparecer, para realizar una especie de contramanifestación a la entrega del premio a Schimmel, quien había expresado su indignación por Los versos satánicos por considerarla una obra injuriosa hacia los sentimientos religiosos de los musulmanes.Los últimos meses en Alemania apenas ha pasado un día sin que se produjesen nuevos pronunciamientos o declaraciones contra la concesión del premio a Schiminel, a quien se acusa de complaciente con el fundamentalismo islámico y poco menos que cómplice del ayatola Jomeini en su sentencia de muerte contra Rushdie. Al final, todo se quedó en una tormenta de papel.

Se refirió Schimmel al inicio de su discurso a la campaña contra ella, "de una violencia tal, que pareció, destrozar la obra de mi vida, que había estado dedicada a la comprensión entre oriente y occidente". Añadió la galardonada, autora de más de dos docenas de obras sobre islamismo, que se negó a renunciar al premio, tal como exigían sus detractores, por sentirse comprometida con los orientalistas que se esfuerzan en un diálogo entre las dos culturas y con la s gentes de buena voluntad en el mundo islámico.

Sobre Rushdie dijo Schimmel que había expresado a menudo en los últimos meses su rechazo hacia la catastrófica fatwa contra Rushdie "y pienso ayudar según mi forma de actuar en favor de la libertad de expresión".

Schimmel destacó la aportación de la cultura musulmana a la occidental, y citó las obras del médico Avicena, los escritos de Averroes y se refirió con afecto a la convivencia entre judíos, cristianos y musulmanes en la escuela de traductores de Toledo. De forma expresa mencionó al catalán Ramón Llul, quien enseñó el respeto a las religiones entre sí con una tarea común: crear la paz. Añadió Schimmel: "yo me inclino a aprobar las palabras de Herder, cuando dice que con certeza aprendemos de la poesía a conocer con mayor profundidad los tiempos y las naciones, que a través de los engañosos y desolados caminos de la historia política y de las guerras".

Expresó Schimmel su sentimiento por el desarrollo del fundamentalismo, tras resaltar. que el profundo amor por algo no convierte a una persona en ciega, sino que abre los ojos para ver Ias faltas y pecados que comete el ser amado". Añadió la escritora: "Para nosotros, que hemos dedicado nuestra vida a investigar el mundo islámico en toda su complejidad, es mucho más. grande el impacto de contemplar una evolución tomo la que se ha producido en los últimas décadas en el mundo islámico".

Según Schimmel, el estrechamiento y endurecimiento de posturas dogmáticas y legalistas se podría interpretar en un principio como intento de protegerse frente " a la creciente influencia de occidente, pero "ahora estamos ante la expresión de una pura política de poder, ante ideologías que se sirven del islam como un eslogan, aunque no tengan nada en común con sus principios básicos". Añadió la escritora que no encontró ni un lugar en él Corán o la literatura que ordene o permita el terrorismo o la toma de rehenes, "ninguna persona pensante puede aprobar actos de terrorismo en ningún rincón de la tierra, sea cual sea la cosmovisión en cuyo nombre se realizan".

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