La reconstrucción de la ex Yugoslavia costará casi un billón de pesetas

La reconstrucción de la antigua Yugoslavia costará cerca de m billón de pesetas. La Unión Europea (UE) pretende financiar un tercio de este paquete -el resto quedaría para EE UU, Japón y la Conferencia Islámica- y desempeñar "un papel central" en el proceso. La ayuda humanitaria será incondicional, pero los fondos para la reconstrucción sólo se distribuirán si las partes cumplen un código democrático de conducta, según acordaron ayer los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión.

Si quiere existir en los Balcanes, Europa tendrá que rascarse mucho más el bolsillo. Las primeras estimaci...

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La reconstrucción de la antigua Yugoslavia costará cerca de m billón de pesetas. La Unión Europea (UE) pretende financiar un tercio de este paquete -el resto quedaría para EE UU, Japón y la Conferencia Islámica- y desempeñar "un papel central" en el proceso. La ayuda humanitaria será incondicional, pero los fondos para la reconstrucción sólo se distribuirán si las partes cumplen un código democrático de conducta, según acordaron ayer los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión.

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Si quiere existir en los Balcanes, Europa tendrá que rascarse mucho más el bolsillo. Las primeras estimaciones sobre el coste global de la reconstrucción de la antigua Yugoslavia, realizadas el pasado verano por Washington y Bruselas, cifraban unas necesidades de 4.000 millones de ecus (640.000 millones de pesetas). "Pero esta cifra es muy aproximativa y puede darse por ampliamente sobrepasada", indicó a este periódico un alto funcionario de la Comisión. La factura, que debe aún precisarse sobre el terreno, se acercará al billón de pesetas.La Comisión propuso la creación de una Conferencia de Donantes, que entraría en funciones una vez en pie el alto el fuego. Y la distribución de las ayudas debería condicionarse al efectivo "respeto de los derechos humanos, el retorno voluntario de los refugiados, el desarme y la normalización de las relaciones" entre las diferentes unidades políticas.

Estas ideas fueron desarrolladas con algo mayor de amplitud por los ministros de Exteriores francés y alemán, Hervé de Charette y Klaus Kinkel, en una carta conjunta a sus colegas, que provocó ronchas diplomáticas entre distintas delegaciones, entre ellas la británica y la española. Algunos diplomáticos calificaron la iniciativa de "un poco oportunista", y de "intento de lavar la imagen de las deterioradas relaciones germanofrancesas en todos los demás ámbitos". El proyecto reconstructor surgió el pasado 9 de septiembre en el Consejo informal de Santander y fue ratificado en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de Formentor, el día 23 de ese mes.

El documento Kinkel-Charette considera "indispensable" que el plan de paz consagre el derecho de los refugiados o desplazados "a volver a su hogar". Propugna que la ayuda humanitaria se distribuya a todos, sin discriminación por causas raciales, políticas o religiosas.

Ayuda a la reconstrucción

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En cambio, la ayuda a la reconstrucción "debería concentrarse" en las zonas más destrozadas por la guerra: Bosnia Herzegovina y Croacia, siempre que ambos gobiernos "cumplan las disposiciones del plan de paz".Los apoyos podrían generalizarse después a toda la antigua Yugoslavia, pero con estrictos requisitos políticos que deberán cumplirlos candidatos: protección de las minorías, respeto a los derechos humanos y al plan de paz. El plan franco germano también propugna un papel de impulso por parte de la UE, pero bajo los auspicios de un alto representante de la ONU: la misma idea que Francia no pudo colar a sus socios de la OTAN, opuestos -sobre todo, Washington- a que la ONU se interfiera en el despliegue militar que garantizará la aplicación del plan.

Al final, el Consejo dejó para su próximo encuentro una declaración que recogía lo esencial del texto de la Comisión y del documento Kinkel Charette. Pidieron profundizar el debate la Comisión, el Reino Unido y Holanda. La propuesta de control por un alto representante de la ONU -eso sí, europeo- concitó oposición: "Es prematura", resumió Javier Solana, aunque el presidente de turno destacó el "consenso en que toda la operación se haga bajo el paraguas de una resolución" del órgano ejecutivo de la ONU, y en cooperación con otras naciones y organismos multilaterales.

Los ministros dieron también el visto bueno al proyecto conjunto de Declaración Trasatlántica para la cumbre EEUU-UE de Madrid, el 3 de diciembre.

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