La ONU debate sobre la tragedia ecológica del mar de Aral

Tres cuartas partes de volumen perdidas

La tragedia del mar de Aral será el tema de la conferencia internacional patrocinada por la ONU que se abre hoy en Nukús, capital de la república autónoma de Karakalpakia, en Uzbekistán. Los expertos se concentrarán más en el problema de salvar el entorno que de tratar de dar nueva vida al Aral, tarea considerada simplemente imposible.En su tiempo, el Aral era el cuarto lago más grande del planeta, pero el programa de irrigación de las plantaciones de algodón de Asia Central, comenzado en los años sesenta por el régimen soviético, se tradujo en una de las peores catástrofes ecológicas. El agua...

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La tragedia del mar de Aral será el tema de la conferencia internacional patrocinada por la ONU que se abre hoy en Nukús, capital de la república autónoma de Karakalpakia, en Uzbekistán. Los expertos se concentrarán más en el problema de salvar el entorno que de tratar de dar nueva vida al Aral, tarea considerada simplemente imposible.En su tiempo, el Aral era el cuarto lago más grande del planeta, pero el programa de irrigación de las plantaciones de algodón de Asia Central, comenzado en los años sesenta por el régimen soviético, se tradujo en una de las peores catástrofes ecológicas. El agua que se quitaba a los ríos Amú Dariá y Sir Dariá, tributarios del Aral, tuvo como consecuencia que este lago se fuera secando poco a poco. Desde 1960 hasta la fecha el Aral ha perdido las tres cuartas partes de su volumen de antaño.

La catástrofe ecológica del Aral ha significado una tragedia para las numerosas personas que vivían de la pesca en el lago, cuyas aguas se han retirado en 100 kilómetros de la antigua costa. Las aldeas de pescadores son ahora pueblos, fantasmas rodeados por un desierto surrealista en el que aquí y allá se ven barcas en medio de la arena.

La mortalidad infantil en la zona, donde viven unos 3,5 millones de personas, es cuatro veces más alta que el promedio en los países de la ex URSS, y el cáncer de la garganta, así como las enfermedades respiratorias y oculares, causan estragos en la población local.

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