52º FESTIVAL DE CINE DE VENECIA

Penn crea un aparatoso melodrama para el lucimiento de Nicholson

Completó el concurso la magnífica 'Cyclo', de Tran Anh Hug

ENVIADO ESPECIALThe crossing guard es un turbulento, aparatoso y engañoso melodramón escrito y dirigido por el estadounidense Sean Penn, que sale a flote gracias a excelentes momentos de interpretación de Anjelica Huston y, sobretodo, de Jack Nicholson, quien despliega sus extraordinarias dotes y da un concurso del arte de conmover con el exceso y de convencer con la sobreactuación. Completó la jornada del concurso un fortísimo filme del joven franco-vietnamita Tran Anh Hug titulado Cyclo.

Las imágenes de Cyclo, a veces brutales, están perfectamente incardinadas en esa armazón li...

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ENVIADO ESPECIALThe crossing guard es un turbulento, aparatoso y engañoso melodramón escrito y dirigido por el estadounidense Sean Penn, que sale a flote gracias a excelentes momentos de interpretación de Anjelica Huston y, sobretodo, de Jack Nicholson, quien despliega sus extraordinarias dotes y da un concurso del arte de conmover con el exceso y de convencer con la sobreactuación. Completó la jornada del concurso un fortísimo filme del joven franco-vietnamita Tran Anh Hug titulado Cyclo.

Las imágenes de Cyclo, a veces brutales, están perfectamente incardinadas en esa armazón literaria y secuencia visual que presagian la mirada de un cineasta importante.Al australiano Mel Gibson suele acompañarle la polémica y ésta no es una excepción. Su segunda película como director, Braveheart, ha sido saludada por los independentistas escoceses. Cuenta el filme la saga de William Wallace, un legendario luchador del siglo XIII, especie de Cid escocés, que guerreó -hasta su captura, tortura y ejecución- contra el Ejército invasor inglés del rey Eduardo I.

El líder independentista escocés del Scottish National Party (SNP), Alex Salmond, declaró hace unos días que Braveheart puede hacer avanzar de modo muy sustancial la lucha por una Escocia republicana e independizada del Reino Unido". Pero Gibson, nada más llegar a Venecia y conocer estas palabras, rechazó con prontitud y vehemencia que su película "se interprete así y se convierta en mascota de las escpeculaciones políticas del SNP", del que se niega "a dejarse manipular". Con referencia explícita al líder independentista, que no es de los que suele callarse, por lo que la polémica parece servida.

En lo que respecta al filme en cuanto tal su proyección quedó fuera del alcance de esta crónica y habrá que esperar a su inminente estreno en el Festival de San Sebastián para intentar pronunciarse sobre su calidad. Mel Gibson se convirtió ayer en centro de la noticia de la zona extraoficial de la Mostra, mientras su colega Jack Nicholson logró acaparar los focos del Palazzo del Cinema.

La actuación del actor estadounidense en The crossing guard merece ese protagonismo. El melodrama de Sean Penn está plagado de balbuceos, como pone de manifiesto su desmedido uso de escenas en movimiento lento, lo que parece un indicio de su inseguridad en el mantenimiento del ritmo de la secuencia, fallo especialmente grave en un melo de pura cepa, género que requiere (su propio nombre lo dice) una cadencia musical que Penn no logra.

Lo que sí logra, y en ocasiones con eficacia, es una excelente dirección de los actores. El mismo es, ante todo, actor y se mueve con conocimiento de causa en los entresijos (muy complejos y frágiles) del arte de afrontar la mirada de la cámara.

De ahí algunos extraordinarios dúos -es, en cambio, (lo que abunda en la hipótesis de su inseguridad), menos preciso en las escenas donde maneja tres o cuatro actores-, entre Huston y Jack Nicholson, que ciertamente añade a la sagacidad de Penn al dirigirlos una química recíproca -sobre todo en los dos encuentros donde la ternura se mezcla con la hostilidad e incluso con la violencia-, que presumiblemente tiene algunas raíces de índole estrictamente personal, deducibles de ese intransferible y profundo conocimiento que da a una mujer y a un hombre haber vivido en común una larga tormenta íntima.

Y si el filme a veces engaña, ellos nunca; si el filme titubea, ellos pisan un pantano sólido, casi petrificado, signo de verdad que hizo injustos los abucheos que se oyeron en la proyección realizada. para la prensa de esta irregular obra.

En la jungla

Ovaciones prolongadas y casi unánimes obtuvo en cambio la película Cyclo, terrible parábola del vietnamita afincado en Francia Tran Anh Hung, que propone un apasionante hormigueo humano en un escenario abstracto -mitad Hanoi, mitad Saigón y ni una otra ciudad- para componer una dolorida y penetrante visión en la jungla, -universalmente reconocible- suburbana contemporánea.

La obra resulta ser un brutal, salvaje poema trágico y solidario con la tragedia cotidiana de media humanidad hacinada y mísera.

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