FERIA DE SAN ISIDRO

El Tato perdió el conocimiento y lo recuperó por la noche en la clínica

El Tato, que sufrió conmoción cerebral con pérdida de conocimiento, de pronóstico reservado, cuando le golpeó de salida el cuarto toro, había recuperado la consciencia a últimas horas de la noche en la clínica a la que se le trasladó desde la enfermería. En esta clínica se le hicieron estudios radiológicos en codo izquierdo y tobillo derecho, donde no sufre ninguna rotura, aunque por prevención se le vendaron ambas zonas. Esta mañana se le realizará un scáner en la cabeza. En esta misma clínica continúa su evolución favorable Armillita, herido muy grave en el cuello por una banderilla e...

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El Tato, que sufrió conmoción cerebral con pérdida de conocimiento, de pronóstico reservado, cuando le golpeó de salida el cuarto toro, había recuperado la consciencia a últimas horas de la noche en la clínica a la que se le trasladó desde la enfermería. En esta clínica se le hicieron estudios radiológicos en codo izquierdo y tobillo derecho, donde no sufre ninguna rotura, aunque por prevención se le vendaron ambas zonas. Esta mañana se le realizará un scáner en la cabeza. En esta misma clínica continúa su evolución favorable Armillita, herido muy grave en el cuello por una banderilla el pasado viernes.Por su, parte, un Pepín Jiménez desbordante de alegría por el triunfo, piropeaba a la afición de Madrid: "Esta plaza es única, la que mejor sabe valorar y en la que más cala el toreo puro. Únicamente aquí se cortan orejas con 10 pases". Después añadía que él también puso algo de su lado: "Venía más dispuesto que nunca y aproveché la enorme calidad del toro, cuyo únicos defectos fueron la falta de fuerza y que venía a la muleta con la cara alta, aunque luego se entregaba".

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El lorquino, dentro de su alegría, lamentaba esa falta de fuerzas, "porque si no, y conforme estoy yo, era de puerta grande". Jiménez, que no tiene apoderado, regresó con rapidez a su tierra donde ejerce como profesor de EGB y esta mañana ha de dar clase. Y no quería cerrar sin nuevos piropos a la afición: "Es que es un milagro que te aplaudan cuando se cae el toro, pero saben que nosotros no lo habíamos elegido. Menos mal que pude corresponderles con el toreo que tanto les gusta".

Los propietarios de la ganadería, Román Gareía Sorando y Francisco Sorando, coincidían en valorar al toro como de puerta grande, "con la suerte de que cayó en manos de alguien que torea como los ángeles y al que ha resucitado profesionalmente", señalaba Román. Contentos con el juego de los toros también lamentaban su falta de fuerzas, "aunque ese cuarto se caía porque se hizo daño en el tercio de banderillas", concluía Román.

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