Relación transatlántica

A principios del verano, Bruselas y Washington pondrán a trabajar a un grupo de expertos norteamericanos y europeos que, en pocos meses, deberán indicar de qué manera se puede ahondar en la relación transatlántica. Lo más probable es que se pronuncien por mejorar la integración económica armonizando, por ejemplo, normas técnicas, liberalizando el acceso a contratos públicos, coordinando programas de investigación y ahondando en la defensa de los derechos de propiedad intelectual.En el plano político, las cumbres anuales serían arropadas por reuniones periódicas de altos funcionarios pero, en c...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

A principios del verano, Bruselas y Washington pondrán a trabajar a un grupo de expertos norteamericanos y europeos que, en pocos meses, deberán indicar de qué manera se puede ahondar en la relación transatlántica. Lo más probable es que se pronuncien por mejorar la integración económica armonizando, por ejemplo, normas técnicas, liberalizando el acceso a contratos públicos, coordinando programas de investigación y ahondando en la defensa de los derechos de propiedad intelectual.En el plano político, las cumbres anuales serían arropadas por reuniones periódicas de altos funcionarios pero, en contra de lo propugnado por varios dignatarios, la defensa no quedará incluida en la nueva Declaración Transatlántica, que sustituirá a la de 1990. Mientras carezca de una auténtica seguridad común, la UE no está en condiciones de dar ese paso.

Más información

Las ideas formuladas por los expertos se plasmarán en una carta de intenciones que esbozará los objetivos a alcanzar. Bill Clinton, Felipe González y Jacques Santer la rubricarían dentro de seis meses en Madrid. La verdadera negociación, que desembocará en una nueva Declaración Transatlántica, sólo empezaría a comienzos del año 1996.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En