Otra gota de agua

De un tiempo a esta parte, el blues suele serjubilosa demostración colectiva y todos los conciertos tienden a parecerse entre sí como gotas de agua Junior Wellssalió al escenario del Reina Victoria hecho un pincel. Su cuerpo enjuto no le proporciona la caja de resonancia que precisa su ambición de alumno del orondo B. B. King, pero defiende su singularidad con un generoso surtido de efectos vocales que van del relincho frustrado al susurro insinuante y al sorbetón imaginario. Su forma de entender el blues coquetea con el soul y aparece saturada de ritmos funky; no es extra...

De un tiempo a esta parte, el blues suele serjubilosa demostración colectiva y todos los conciertos tienden a parecerse entre sí como gotas de agua Junior Wellssalió al escenario del Reina Victoria hecho un pincel. Su cuerpo enjuto no le proporciona la caja de resonancia que precisa su ambición de alumno del orondo B. B. King, pero defiende su singularidad con un generoso surtido de efectos vocales que van del relincho frustrado al susurro insinuante y al sorbetón imaginario. Su forma de entender el blues coquetea con el soul y aparece saturada de ritmos funky; no es extraño, pues, que por momentos procure arrimarse al estilo de James Brown, padre indiscutible de la fórmula.Ocho músicos entusiastas le sirvieron riffs por doquier. Los dos rubios guitarristas contrastaron con la recia negritud de bajista y batería. El trajeado y gesticulador trompetista dio la imagen del agente de Bolsa poseído por la fiebre del sábado noche en oposición al teclista, todo quietud y formalidad. El resultado de la mezcla fue, sin embargo, plenamente homogéneo. Todos contribuyeron por igual a despertar pasiones razonablemente intensas.