Soldados tutsis cercan el campo de Kibeho tras la matanza de hutus

Un penetrante olor a suciedad, excrementos y muerte impregnaba ayer el aire en el campo de Kibeho. Los pocos hutus que se atrevían a regresar al escenario del horror para recoger sus pertenencias se en contraban con el cerco de bayonetas de los soldados. tutsis del Ejército Patriótico Ruandés. El asedio a Kibeho, donde las mismas tropas mataron el sábado al menos a 2.000 refugiados -la ONU asegura que éste es el número "científico"-, dejó sin suministros a los 2.000 hutus que aún siguen en el campo. Y 50.000 de los que huyeron de la matanza vagan aterrorizados por las colinas del suroeste de R...

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Un penetrante olor a suciedad, excrementos y muerte impregnaba ayer el aire en el campo de Kibeho. Los pocos hutus que se atrevían a regresar al escenario del horror para recoger sus pertenencias se en contraban con el cerco de bayonetas de los soldados. tutsis del Ejército Patriótico Ruandés. El asedio a Kibeho, donde las mismas tropas mataron el sábado al menos a 2.000 refugiados -la ONU asegura que éste es el número "científico"-, dejó sin suministros a los 2.000 hutus que aún siguen en el campo. Y 50.000 de los que huyeron de la matanza vagan aterrorizados por las colinas del suroeste de Ruanda.

El enviado especial de las Naciones Unidas a Ruanda, Saharyar Jan, reconoció ayer que la opera ción de evacuación que desencadenó el baño de sangre no había sido consultada a la ONU por las autoridades de Kigali. Sahar yar Jan desmintió que se hubiese amañado el recuento de víctimas en Kibeho. Los primeros informes elevaron a 8.000,el número de muertos -médicos militares australianos aseguraron que contabilizaron hasta 4.000 cadáveres-, pero el mando de la Mi sión de la ONU en Ruanda su pervisó un "científico recuento" limitado a 2.000 víctimas.La mitad de los 100.000 desplazados que hasta el sábado se encontraban en Kibeho vagan aterrados por las colinas. "Los heridos no reciben atención sanitaria, los niños lloran perdidos sin sus padres", explicaba ayer Bernard Lapeyre, responsable de Médicos Sin Fronteras en Ruanda. Los hutus se niegan a regresar a sus poblados, donde temen las represalias de sus vecinos tutsis, y prefieren seguir expuestos a ser apaleados por los soldados.

Un oficial del Ejército Patriótico Ruandés anunció que mantendrá el cerco a Kibeho -donde creen que se ocultan dos centenares de milicianos hutus- "incluso durante seis meses si es necesario". Desde la cercana base de los cascos azules de Zambia se observaba ayer la presencia de niños y mujeres en el campo. El Comité Internacional de la Cruz Roja mediaba ayer ante las autoridades ruandesas para organizar su evacuación.

El secretario general de las Naciones Unidas, Butros Butros-Gali, condenó el lunes la actuación de las tropas de Ruanda, al igual que hizo ayer la Unión Europea. El primer ministro holandés, Win Kok, pidió a los Quince que suspendan toda ayuda directa a las autoridades de Kigali, como ya han acordado su Gobierno y el de Bélgica.

Amnistía Internacional, por su parte, exigió la apertura de una investigación independiente sobre el terreno, incluido un informe forense, "antes de que desaparezcan las pruebas y se elimine la posibilidad de. conocer la verdad". La Organización para la Unidad Africana (OUA) urgió también a Kigali a castigar "a todos los responsables de los asesinatos".

En el vecino Burundi, con la misma distribución étnica que Ruanda, se registraron en la madrugada de ayer enfrentamientos arma dos entre extremistas hutus y las fuerzas armadas, dominadas por los tutsis, en el barrio de Kamenge de la capital del país, que se saldaron con dos muertes.

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