El escultor Quetglas denuncia la sustracción de una obra suya en una plaza de Palomeras

El escultor menorquín Matías Quetglas, de 48 años, denunció ayer a EL PAÍS la sustracción de su escultura El joven flautista, recién instalada por el Instituto de la Vivienda de Madrid en el chaflán de un edificio en construcción junto a una plaza de un polígono de Palomeras.La escultura, de más de un metro de altura y un peso aproximado de 150 kilogramos, había sido realizada en bronce de fundición artística. Representaba a un adolescente tocando una flauta, que era, además, el caño de una fuente. El autor empleó en su factura tres meses de trabajo ininterrumpido.

"Supongo que d...

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El escultor menorquín Matías Quetglas, de 48 años, denunció ayer a EL PAÍS la sustracción de su escultura El joven flautista, recién instalada por el Instituto de la Vivienda de Madrid en el chaflán de un edificio en construcción junto a una plaza de un polígono de Palomeras.La escultura, de más de un metro de altura y un peso aproximado de 150 kilogramos, había sido realizada en bronce de fundición artística. Representaba a un adolescente tocando una flauta, que era, además, el caño de una fuente. El autor empleó en su factura tres meses de trabajo ininterrumpido.

"Supongo que debieron apalancarla con gran violencia, porque su anclaje a la pared del chaflán y al suelo era muy firme", comenta apenado el escultor.

El arquitecto Juan Montes, que edifica el polígono, informó anoche a este periódico que había recibido una información según la cual una vecina había presenciado cómo unos individuos intentaban llevarse la escultura. Ante eso, la vecina, bajó a la calle, tomó la escultura y se la llevó a su domicilio. Este periódico intentó anoche, sin éxito, contrastar esta información.

La pieza instalada en el Polígono 29 de Palomeras le fue encargada al artista figurativo menorquín por el Ivima hace aproximadamente un año. Tardó unos tres meses en esculpir esta pieza, y utilizó a su hijo José como modelo, "aunque no se trata de un retrato", puntualiza. Tras permanecer almacenada en unas dependencias de la obra, la escultura no había sido instalada de forma definitiva hasta hace unas semanas "Lo más doloroso es que esto suceda en una zona en la cual se despliegan esfuerzos de reconstrucción de la: ciudad para darle más dignidad y, particularmente, el hecho de que se haya arrebatado a los vecinos de Palomeras un elemento embellecedor de la vida cotidiana; y -lo que es peor todavía- con la finalidad de convertirlo en chatarra", indicó ayer Matías Quetglas. "Me ha dolido especialmente este robo, pues si la escultura no es recuperada, perderé el placer de que sea contemplada por los vecinos madrileños", agregó.

El artista posee otra escultura labrada por él en Vallecas. "Espero que esta otra obra no se atrevan a robarla, ya que pesa más de 400 kilos", comenta con una mezcla de amargura y esperanza.

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