Entrevista:

"En EE UU la política ha sustituido a las relaciones humanas"

Two much, la primera comedia americana hecha por un director español, ya está en capilla. Fernando Trueba termina el filme en España después de un rodaje en Estados Unidos bastante más difícil de lo que esperaba. El estreno será el 1 de diciembre.

Fernando Trueba ha vivido el rodaje de Two much en Miami, con sentimientos encontrados. Estaba haciendo una comedia, pero el enorme despliegue que supone rodar en Estados Unidos le amargó más de una jornada de trabajo. La lentitud le desesperaba. "¡Vamos, más deprisa!, que me van a hacer una retrospectiva en San Sebastián", decía con ironía. "La próxima película la haré en vídeo, en España, y con Jorge Sanz y Gabino Diego, que es lo que me gusta", añadía, otro día.Miami, además, se reveló como una ciudad inadecuada para. un rodaje de estas características. El clima tropical cambi...

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Fernando Trueba ha vivido el rodaje de Two much en Miami, con sentimientos encontrados. Estaba haciendo una comedia, pero el enorme despliegue que supone rodar en Estados Unidos le amargó más de una jornada de trabajo. La lentitud le desesperaba. "¡Vamos, más deprisa!, que me van a hacer una retrospectiva en San Sebastián", decía con ironía. "La próxima película la haré en vídeo, en España, y con Jorge Sanz y Gabino Diego, que es lo que me gusta", añadía, otro día.Miami, además, se reveló como una ciudad inadecuada para. un rodaje de estas características. El clima tropical cambia continuamente y el movimiento de aviones es constante. "Voy a escribir un libro", llegó a decir un desesperado Trueba, "que se llamará Contra la creación. Y le pondré una banda de propaganda en la que se leerá: 'No lo lea: Dios'".

Pero, ironías al margen, todos están encantados de lo que han rodado. La complicidad con Melanie Griffith, Daryl Hannah, Danny Aiello, Joan Cusak y Eli Wallach ha crecido a medida que avanzaba el rodaje. Pero todos los elogios especialmente los del director, se los ha llevado Antonio Banderas, quien ya está rodando otra película, Asesinos, que coprotagoniza con Sylvester Stallone.

Pregunta. ¿Le reconcilia más con España esta película, pese a haberla hecho en Estados Unidos?

Respuesta. Es que no hay nada como salir de casa para ver lo bueno que uno tiene. Siempre es bueno viajar.

P. Nunca había dirigido a Antonio Banderas. ¿Cómo ha respondido en esta película?

R. Siempre me ha gustado como actor. Cuando vi Átame me pareció que ya era un peso pesado. Era un tío que llenaba la pantalla, que tenía humor, intensidad. A mí me parece que en esta película hace un trabajo bestial. Me ha vuelto a sorprender.

P. ¿Qué destacaría de su trabajo?

R. Muchas cosas. Porque era un desafío para un actor español protagonizar esta película en Estados Unidos, en otro idioma, con pesos pesados como Melanie, Daryl o Danny. Y aunque Antonio había hecho comedia antes, como en La corte de faraón o Mujeres al borde de un ataque de nervios, tenía papeles secundarios y la trama no estaba apoyada sobre su personaje. En Two much es el hombre orquesta y todo gira en tomo a él. Y todo lo hace bien. Es buenísimo en gags físicos. Tiene una forma fantástica de expresarse y de hacer humor con su cuerpo. Cada día le veo más comediante, más fino.

P. ¿Le ha salido una película americana o española?

R. Yo creo que es una película española, pero su género es la comedia americana. Y es la primera comedia americana protagonizada por un latino. Creo que hemos sacado al latino del gueto y le hemos convertido en protagonista. Hay un paralelismo entre el personaje central y la empresa de hacer esta película aquí. Y eso siempre es bonito.

P. ¿Ha sido la película más difícil de su carrera?

R. Sí, sí, sin duda. Para mí y para todos los que han tenido que ponerla en marcha. Para mí, para Cristina

[Cristina Huete, su mujer y productora], para todo el mundo. Ha sido el resultado de una especie de cabezonería mía. Desde que empezamos a escribirla con mi hermano David, en 1990, hasta ahora, ha habido montones de razones para tirar la toalla y para abandonar el proyecto. El Óscar de Belle époque ha contribuido a sacar adelante el proyecto. Pero cuidado, con financiación española. Los americanos no se han tirado a nuestros pies, no. Hemos venido a contratarles y a darles trabajo a algunos de ellos y a gastarnos aquí dinero, esperando, desde el punto de vista empresarial, ganar más del que nos gastamos. Nadie nos ha regalado nada y todo nos lo han cobrado. No he visto un país donde las cosas se hagan más por dinero que éste. Querría no contagiarme jamás, porque yo siempre he hecho las películas con cierta ilusión adolescente. Por eso, cuando las cosas van mal me vengo abajo con mucha facilidad. Mi relación con el cine es casi adolescente, del tío que va al cine y le gustan las películas. Y que quiere conseguir hacer una como esas que a él le gustan. Es así de gilipollas la cosa.

P. Si esta película hubiera sido producida con dinero americano, ¿habría salido igual?

R. No, porque aquí yo he tomado las decisiones y hemos controlado la película. Los americanos son unos empleados. Está bien eso.

P. ¿Ha tenido que renunciar a algo?

R. ¿Renunciar? Bueno, tienes que modificar, tienes que amoldarte a la realidad. Yo intento adaptarme a la realidad siempre, soy muy posibilista, muy pragmático. Si veo que hay una montaña que no se puede subir, pues le doy un rodeo. Y eso es adaptarse.

P. ¿Cómo ha sido su relación con los actores americanos?

R. Eli Wallach es una especie de santo caído del cielo. Jamás da un problema. Siempre encantador, ¡y con 80 años! Ha sido el mejor. Danny Aiees un tío generosísimo con el director. Tiene un entusiasmo juvenil, aunque ronda los 60 años, esa cosa latina, esa extraña humanidad... que está muy bien.

P. ¿Y las chicas?

R. Daryl es tan dulce, tan buena y se hace querer tanto que es imposible que alguien la pueda agredir o maltratar. Melanie es más complicada, porque es la estrella en el sentido más clásico y más tópico. Al principio todo fue difícil, porque ella estaba enferma y asustada de empezar una película con gente de otro país que no conocía. Pero luego todo fue como la seda. Ella tiene una cosa a su favor: cuando la cámara se pone en marcha es sencillamente perfecta.

P. ¿Esa ha sido la parte más complicada del rodaje?

R. Lo que pasa es que trabajar con una estrella tiene unos ritos y unos inconvenientes para los que yo no estaba preparado. Para ser director en Estados Unidos hay que ser mucho más duro. En España, alguien más blando como yo puede ser director. Pero yo creo que aquí no sobreviviría como director.

P. ¿A qué se refiere? ¿Sólo a las relaciones con las estrellas?

R. No, no. Me refiero a todo, a las formas, al contenido. Este es un país muy político. Aquí las relaciones humanas han sido sustituidas por la política. Es un país donde las conversaciones han sido sustituidas por el halago, la gente no habla para comunicarse, la gente se halaga continuamente y a eso lo llaman conversar. En España somos muy brutales. No pedimos las cosas por favor. Cuando algo está bien no lo decimos, sólo lo decimos cuando está mal. Y me parece fantástico. Porque no estamos: "Bla, bla, bla, qué guapo eres, qué maravilloso, qué rico, qué bien lo haces, qué feliz estoy de conocerte...". Yo no sé cómo a la gente cuando estudia inglés no se le enseña eso directamente. Aquí hay una palabra que no tiene traducción en España que es bulIshit, para designar el bla, bla, bla y la mierda que no sirve para nada, que se la lleva el viento y que es toda mentira. Eso es lo peor de este país, que la gente está todo el rato mintiéndose unos a otros.

P. ¿Y a las estrellas hay que mentirles?

R. Pues un poco como a los reyes. ¿Cúal será el problema de Juan Carlos y Sofía? Pues que están rodeados de gente que les está diciendo todo el rato lo guapos que son, lo listos que son y lo reales que son. Y probablemente ellos lo que están deseando es que alguien les lleve a tomar unos vinos a un bar.

P. Algo bueno tendrá Estados Unidos, ¿no?

R. Claro. Aquí muchos europeos han hecho su mejor cine. Para mí, Fritz Lang, Lubitsch o Billy Wilder han hecho sus mejores películas en Estados Unidos. Es un país que tiene unas libertades muy radicales, pero que luego tiene unas restricciones a la libertad igual de radicales. A veces te parece que todo es posible y que es el país más progresista, y luego descubres que está lleno de censuras, de puritanismo. Todo eso de "lo políticamente correcto" se ha convertido en una especie de pesadilla. Es muy difícil hacer películas o escribir novelas. No puede haber un negro malo, ni... lo único que puede haber malo es un blanco heterosexual, o un latino, que de momento los latinos sí, son todos narcotraficantes en las películas. Pero eso, los negros, los homosexuales, las mujeres, los no sé qué, todo el mundo es buenísimo en todas las películas. Es un poco repugnante.

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