Cartas al director

El papel del Estado

Hace pocos días fui a comprar papel reciclado y me llevé la desagradable sorpresa de que el precio había aumentado considerablemente. La razón que me dieron fue que, al ser la demanda tan escasa, el precio de la pasta de papel es alto.No es una respuesta sorprendente: en la economía actual, el volumen de producción es uno de los factores que más rebajan los precios, y la producción de papel reciclado es baja al serlo su demanda. Lo que es más sorprendente es que, en una sociedad cada vez más concienciada con la defensa del medio ambiente, no aumente el consumo de papel reciclado. Falta algo qu...

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Hace pocos días fui a comprar papel reciclado y me llevé la desagradable sorpresa de que el precio había aumentado considerablemente. La razón que me dieron fue que, al ser la demanda tan escasa, el precio de la pasta de papel es alto.No es una respuesta sorprendente: en la economía actual, el volumen de producción es uno de los factores que más rebajan los precios, y la producción de papel reciclado es baja al serlo su demanda. Lo que es más sorprendente es que, en una sociedad cada vez más concienciada con la defensa del medio ambiente, no aumente el consumo de papel reciclado. Falta algo que rompa el cielo de "precio alto y baja calidad ocasionan un bajo consumo, lo que lleva a un precio alto y una baja calidad". Y como no serán los fabricantes quienes se arriesguen a chocar, contra los hábitos de los consumidores, hace falta alguien que aumente la demanda.

Entonces es cuando se me ocurre pensar en un consumidor muy importante, con posibilidad de realizar una inversión a corto plazo (sufragando el coste adicional que supondría), que puede servir de modelo al resto de la sociedad y al que le interesaría potenciar el uso del papel reciclado: el Estado.

El Estado gasta mucho papel en documentos internos, los cuales no necesitan la calidad del papel no reciclado. La mayoría de estos documentos tienen además una vida muy corta. El uso de papel reciclado sólo en este aspecto activaría ese mercado, ahora en baja. Esto animaría a las empresas papeleras a dedicar más recursos a su producción, a la vez que potenciaría el reciclado nacional, evitando la necesidad de importar pasta. Es inútil convencer a la gente de que deposite su papel en contenedores azules cuando, al final, este papel se quema por no resultar rentable su reciclado.

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Creo que sería importante este primer paso, al que podrían seguir otros, como no limitar el papel reciclado a los documentos internos, sino a los destinados a otros organismos y a las publicaciones periódicas. Los consumidores de papel reciclado y la naturaleza lo agradeceríamos.-

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