Crítica:CLÁSICA

Un estreno de Skrowaczewski

La figura del compositor y director polaco Stanislaw Skrowaczewski (Lvov, Cracovia, 1923) se distinguió notablemente entre los discípulos de Roman Palester (Snyatin, 1907) antes de que pasara a trabajar en París con Nadia Boulanger. En la capital francesa se une, en 1947, a Mauricio Ohana, Sergio de Castro, Pierre de la Forest y Alain Bermat en el Grupo del Zodiaco, cuyo postulado principal y casi único era la defensa de la libertad de creación frente a las presiones, casi tiránicas, de ciertas estéticas y procedimientos técnicos. De aquellos años data la Obertura, pero la primera parti...

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La figura del compositor y director polaco Stanislaw Skrowaczewski (Lvov, Cracovia, 1923) se distinguió notablemente entre los discípulos de Roman Palester (Snyatin, 1907) antes de que pasara a trabajar en París con Nadia Boulanger. En la capital francesa se une, en 1947, a Mauricio Ohana, Sergio de Castro, Pierre de la Forest y Alain Bermat en el Grupo del Zodiaco, cuyo postulado principal y casi único era la defensa de la libertad de creación frente a las presiones, casi tiránicas, de ciertas estéticas y procedimientos técnicos. De aquellos años data la Obertura, pero la primera partitura escuchada en Madrid de Skrowaczewski la presentó él mismo, al frente de la Nacional, en 1974 y fue el Concierto para como inglés de 1969, que protagonizó Ángel Beriaín.A partir de los años sesenta, y después de una etapa al frente de orquestas polacas, la carrera de Skrowaczewski como director oscurece un tanto su labor como compositor, nunca abandonada. Sucede a Antal Dorati en la cabecera de la orquesta de Minneapolis, con la que estrenó, en 1969 y en la sala de la Organización de Naciones Unidas de Nueva York, la Cantata sobre los derechos humanos, de Cristóbal Halffter, sobre textos de Norman Corwin.

Orquesta Nacional de España

Director: S. Skrowaczewski. Solistas: Trío Verdeher (violín, clarinete y piano). Obras de Weber, Skrowaczewski y Chostakovitch. Auditorio Nacional. Madrid, 3 de marzo.

Firme y flexible

La calidad musical de Skrowaczewski se advirtió en su nueva actuación madrileña nada más exponer la obertura de Oberon, de Weber, por la excelente línea y la rigurosa exigencia acústica. Luego, el trío Verdeher, de Michigan, formado por Walter y Elsa Verdeher, violín y clarinete, y Garyi Kirpatrick, piano, en unión de la ONE, nos dieron a conocer el concierto que Skrowaczewski les ha dedicado. Es obra de muy buena factura, dentro de un eclecticismo que enlaza la herencia de la Boulanger con las influencias americanas. Su estructura, firme y flexible se pone al servicio de unas intenciones expresivas, apuntadas en la misma titulación de los movimientos: arioso, tenebroso, amoroso, misterioso y rapsódico. La obra fue acogida, con muchos aplausos dedicados al director y autor, a los excelentes solistas y a una Nacional que demostró sus grandes posibilidades.

Todo ello se reafirmó en una limpia y transparente interpretación de la Primera sinfonía, en fa menor, de Dimitri Chostakovitch, obra que a mediados de los años veinte anunció a todos la venida al mundo musical de una personalidad importante, original y tan fuerte que pudo superar las polémicas de todo género, artísticas o políticas, que se levantarían en su torno. Arreciaron las ovaciones de nuestro público, que demostró sentirse satisfecho después de escuchar un programa ajeno a la rutina.

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