La creación y el consumo de cultura se adaptan a los nuevos soportes

El CD-ROM y el CD-I compiten con el libro y el vídeo,

En el siglo VI antes de Cristo, la tradición oral dio paso a la cultura manuscrita, y ésta, a su vez, fue. superada por el invento de la imprenta de Gutenberg, en 1450, que en sólo 50 años cambió totalmente la vida europea. Ahora el libro se ve obligado a compartir su reinado con el televisor, el vídeo, los discos compactos, el CD-ROM y otros sistemas electrónicos. Asistimos a una revolución que algunos llaman ya cibercultura, y que trae. consigo un cambio de costumbres y una transformación en la forma de consumo y creación -cultural.

Los géneros clásicos como la literatura, la música, ...

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En el siglo VI antes de Cristo, la tradición oral dio paso a la cultura manuscrita, y ésta, a su vez, fue. superada por el invento de la imprenta de Gutenberg, en 1450, que en sólo 50 años cambió totalmente la vida europea. Ahora el libro se ve obligado a compartir su reinado con el televisor, el vídeo, los discos compactos, el CD-ROM y otros sistemas electrónicos. Asistimos a una revolución que algunos llaman ya cibercultura, y que trae. consigo un cambio de costumbres y una transformación en la forma de consumo y creación -cultural.

Los géneros clásicos como la literatura, la música, el teatro, el cine, la danza o la ópera ya no sólo se pueden apreciar en sus manifestaciones tradicionales. Una visita a un gran museo, una audición consulta erudita de cualquier pe lícula u obra sinfónica, un acerca miento a una obra literaria y sus pormenores pueden estar al alcance de cualquiera que tenga un ordenador con lector CD-ROM.Sólo en Estados, Unidos hay actualmente cerca de 60 millones de ordenadores con lector CD-ROM en servicio. En España la cosa va más lenta y se calcula que se ha triplicado el número de lectores de ordenadores a lo largo de este año, con lo que se llega a las 60.060 unidades. En cuanto a la oferta d6 programas, se ha disparado también de forma espectacu-, lar y, por ejemplo, sólo para las pasadas navidades se lanzaron al mercado norteamericano 3.000 productos audiovisuales interactivos.

En España se están haciendo accesibles algunos títulos de CD-ROM, el líder simbólico de la gran transformación, pero. la mayoría tienen el inconveniente de estar en inglés. Sin embargo, sí se encuentran en español productos como La colección: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Los grabados de Goya, Pinacoteca multimedia y La edad de oro del pop español

Hay algunos artistas internacionales que ya están explorando las posibilidades de las nuevas tecnologías. Entre ellos, uno de los primeros ha sido el músico británico Peter Gabriel, que lanzó el año pasado Xplora-1. Reúne su obra musical y videográfica, que el usuario puede manipular a su antojo. Algo parecido ofrece Prince, con su Prince Interactive, ambas distribuidas en España por Mindware.

El hardware es cada vez más barato y accesible, pero lo más importante ahora es, el contenido, el software. Ser un cinéfilo o un melómano es, con algunos programas, mucho más sencillo y goloso. CD-ROM como Cinemanía o los monográficos dedicados a Mozart, Beethoven, Stravinski o Strauss permiten saberlo todo sobre cada película -historia, críticas, imágenes, música- o sobre cada pieza musical -partitura, fragmentos analizados, contexto- que se elija.

Electrodoméstico común

Solange Cummins, a cargo de Microsoft, distribuidora de estos programas en España, está preparando el terreno en un país donde pronto el ordenador con lector CD-ROM se convertirá en un electrodoméstico común. "En 1993 no había casi distribuidores de CD-ROM en España y la calidad de los que se ofrecían era bastante mala, había mucha chapuza", dice. "Éste es un campo nuevo y es importante buscar el software de mejor calidad. Por ahora es importante para nosotros que se empiece a distinguir, por lo menos, que un producto multimedia no es lo mismo que un CD-ROM".

Pero este nuevo formato no es el único que pelea por instalarse. La era del vídeo está a punto de acabar, según Cristina Méndez, de Lab CD-I, la única empresa española productora de compact disc interactivos (CD-I). A diferencia del CD-ROM, para utilizar el CD-I no es necesario un ordenador, sino sólo un lector que se acopla a un televisor. "El CD-I es el multimedia doméstico del futuro", dice Cristina Méndez. "El formato es idéntico a los compact disc musicales, que el CD-I puede leer también, además de películas, videojuegoes e, incluso, las fotografías familiares. Hace lo que el vídeo, con la diferencia de que, por ejemplo, en una película, uno puede editar los fragmentos que prefiere y después pasarlos".

Pero el CD-1 todavía no ha cantado victoria. Está en fase de introducción, mientras el CDROM cuenta actualmente con un amplio mercado. En España se está empezando a implantar poco a, poco el uso y producción de estos soportes. Hace poco se presentó en España una nueva empresa dedicada exclusivamente a los productos multimedia, Anaya Interactiva.

Manuel Toharia, director de la colección, confía plenamente en el futuro de este campo. "Es una nueva forma de conocimiento y cultura que no anula las otras, pero que es más rica en experiencias", dice. "Estamos dando un nuevo y gran paso; desde la invención de la imprenta de Gutenberg había dominado lo impreso, que ofrecía una forma de comunicación pasiva. Las nuevas tecnologías están proporcionando otras herramientas que nos permiten participar de una forma interactiva en la adquisición de conocimentos".

Poesía y ordenadores

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