Cartas al director

La verdadera alarma

Últimamente, en los crispados ambientes político-periodísticos se ha acuñado una nueva expresión que puede servir para definir la situación de injusticia, suciedad, inestabilidad y maquiavelismo chapucero en que se encuentra actualmente el Estado español. Esta "frase-prodigio" no es otra que la tan cacareada alarma social.Aunque, a mi entender, y más allá de las miserias político-celestiales de cada día, de los exabruptos de algunos contertulios radiofónicos y del juego del gato y el ratón entre el poder judicial y la podrida superestructura felipista, lo que, aquí y ahora, verdaderamente crea...

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Últimamente, en los crispados ambientes político-periodísticos se ha acuñado una nueva expresión que puede servir para definir la situación de injusticia, suciedad, inestabilidad y maquiavelismo chapucero en que se encuentra actualmente el Estado español. Esta "frase-prodigio" no es otra que la tan cacareada alarma social.Aunque, a mi entender, y más allá de las miserias político-celestiales de cada día, de los exabruptos de algunos contertulios radiofónicos y del juego del gato y el ratón entre el poder judicial y la podrida superestructura felipista, lo que, aquí y ahora, verdaderamente crea alarma social es el 24% de parados, los casi diez millones de ciudadanos que viven (malviven) por debajo del umbral de la pobreza, la institucionalización de la precariedad laboral en el 80%, de los trabajadores (que tienen la suerte de trabajar) y, sobre todo, la inconsciencia y la impotencia más absoluta de nuestra clase política, empresarial, sindical e intelectual para darse cuenta de que nos encontramos en una situación excepcional y que hay que hacer, ,algo rápidamente para evitar la irreversible destrucción del tejido social de nuestro país-

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