Crítica:CLÁSICA

Una densa coloración sonora

Ibermúsica presentó a la Orquesta de la Gürzenich de Colonia con su director titular, James Conlon (Nueva York, 1950) y la colaboración de la cantante californiana Janis Martin, para el programa Wagner, y de la pianista rusa Elena Bashkirova, para el dedicado a Mozart y Bruckner.El conjunto es de excelente calidad, gran potencia, ágil virtuosismo individual y colectivo y densa coloración sonora. Su historia es larga y su prehistoria se remonta a finales del siglo XV. En el XIX tiene un primer maestro estable, Conradin Kreutzer (autor de la ópera El ruiseñor de Granada, 1834), al que suc...

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Ibermúsica presentó a la Orquesta de la Gürzenich de Colonia con su director titular, James Conlon (Nueva York, 1950) y la colaboración de la cantante californiana Janis Martin, para el programa Wagner, y de la pianista rusa Elena Bashkirova, para el dedicado a Mozart y Bruckner.El conjunto es de excelente calidad, gran potencia, ágil virtuosismo individual y colectivo y densa coloración sonora. Su historia es larga y su prehistoria se remonta a finales del siglo XV. En el XIX tiene un primer maestro estable, Conradin Kreutzer (autor de la ópera El ruiseñor de Granada, 1834), al que sucedieron Wüellner, Steinbach, Abendroth, Wand, Ahronovich y Janovski y, desde 1991, Conlon.

El concepto del maestro americano James Conlon parece inclinarse más hacia la exasperación romántica de Wagner que a su subsuelo filosófico, lo que se resuelve en excesos de tiempo y potencia y, a pesar de la clara ejecución de los colonienses, en su cierto oscurecimiento de la inteligibilidad musical.

Orquesta Filarmónica de Colonia

Ciclo Ibermúsica / Fundación Caja de Madrid. Orquesta Filarmónica de la Gürzenich de Colonia. Director: J. Conlon; solistas: J. Martin y E. Bashkirova. Obras de Wagner, Mozart y Bruckner. Auditorio Nacional. Madrid, 14 y 15 de febrero.

Planteamientos

James Conlon organiza, a su manera, el tiempo cronométrico antes que el tiempo musical que, por cuanto sabemos de los primeros grandes wagnerianos, exige planteamientos más sosegados que nos permitan escuchar las obras en todos sus detalles.

Los de las partituras de Wagner son infinitos y, no en vano, Manuel de Falla, que puso tantos peros a Wagner, afirma que "su mano de obra en ninguno ha sido más perfecta", al tiempo que elogia, con razón, la impostación de la acción dramática en la música. En la muerte de Isolda y en El ocaso de los dioses cantó una wagneriana madura en años y saberes y, especialmente en el segundo título, dictó lecciones de estilo y alta expresividad.

En el segundo programa, y como solista de Concierto en sí bemol (K. 595), gozamos del arte rico y hasta exquisito de sensibilidad conceptual e ideación sonora de Elena Bashkirova, hija del Dimitri Basskirov y esposa de Daniel Barenboim.

Bashkirova estudió con el primero, pero me parece que hoy suma en su atractiva manera resonancias de uno y de otro. Merece la pena seguir una carrera como la de la Bashkirova, ya abundante en triunfos, como el que obtuvo ante el público madrileño. La Novena sinfonía de Bruckner fue el gran punto final de una visita sinfónica de interés y atractivo evidentes.

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