Estados Unidos arma a los soldados que vigilan las bases de los 'balseros' cubanos internados en Panamá

El Ejército de Estados Unidos no está dispuesto a permitir nuevos disturbios en los campamentos de balseros abiertos en sus bases del canal de Panamá y ha decidido armar selectivamente a soldados que custodian estos centros. Alrededor de 8.500 cubanos, que abandonaron la isla en balsas el pasado agosto, se encuentran acogidos en bases de EE UU en Panamá.

El general Barry McCaffrey, jefe del comando Sur, ha subrayado que se tomará "cualquier medida requerida" para proteger la vida de los cubanos y cielos soldados y asegurar que no se registren nuevos disturbios como los del pa...

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El Ejército de Estados Unidos no está dispuesto a permitir nuevos disturbios en los campamentos de balseros abiertos en sus bases del canal de Panamá y ha decidido armar selectivamente a soldados que custodian estos centros. Alrededor de 8.500 cubanos, que abandonaron la isla en balsas el pasado agosto, se encuentran acogidos en bases de EE UU en Panamá.

El general Barry McCaffrey, jefe del comando Sur, ha subrayado que se tomará "cualquier medida requerida" para proteger la vida de los cubanos y cielos soldados y asegurar que no se registren nuevos disturbios como los del pasado jueves.

Las autoridades militares de EE UU manifestaron ayer que el total de heridos producidos en la revuelta, de balseros del jueves se eleva a 249,personas entre soldados y refugiados, un número que ha causado preocupación entre los responsables de la base. Del total de heridos 221 fueron soldados, de los que 25 están internados en un hospital, y 28 cubanos, de los que 19 fueron hospitalizados.

Los cuatro campamentos de balseros cercanos a las bases estadounidenses del canal de Panamá eran vigiladas hasta ahora por contingentes de soldados desarmados bajo el mando de un comandante, que también cuenta con la colaboración de cubanos para administrar los centros de refugiados.

Algo más de 1.000 cubanos se fugaron el jueves de las bases tras enfrentarse a los militares norteamericanos con piedras y palos. La mayoría de los huidos regresó posteriormente a los campamentos, pero dos perecieron ahogados.

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