"Reconciliar las identidades de clase y nación es el desafío de la democracia"

El hispanista norteamericano Richard Herr, de 72 años, conocido en España principalmente por sus trabajos sobre la crisis del antiguo régimen y la desamortización, ha visitado Madrid para participar en el seminario Las relaciones hispano-norteamericanas y la modernidad cultural española (1918-1939), organizado por la Comisión Fulbright, la Asociación J..William Fulbright y la Universidad de Alcalá, de Henares. Sin embargo, las reflexiones históricas de este profesor californiano, afable y desgarbado, van en la actualidad por otros derroteros.

Desde hace al menos 10 años se pr...

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El hispanista norteamericano Richard Herr, de 72 años, conocido en España principalmente por sus trabajos sobre la crisis del antiguo régimen y la desamortización, ha visitado Madrid para participar en el seminario Las relaciones hispano-norteamericanas y la modernidad cultural española (1918-1939), organizado por la Comisión Fulbright, la Asociación J..William Fulbright y la Universidad de Alcalá, de Henares. Sin embargo, las reflexiones históricas de este profesor californiano, afable y desgarbado, van en la actualidad por otros derroteros.

Desde hace al menos 10 años se pregunta por "el concepto de identidad de clase y nación en el mundo contemporáneo". "Una idea", se responde, "que procede del Estado democrático del siglo XVIII, cuando se establecen las categorías de individuo y comunidad y se abolen todos los estamentos intermedios". "El nazismo quiso eliminar todo lo que no fuera la nación alemana, en la Rusia soviética sólo podía existir una clase social. La democracia americana buscaba que no hubiera identidades distintas. Todos tenían que ser norteamericanos. Ese era el objeto de la lucha por los derechos civiles de los negros en los años sesenta, pero ahora los negros o los chicanos dicen: 'No queremos ser blancos'. En España ocurre algo semejante: ¿cómo ser catalán y español al mismo tiempo? No tengo la solución, pero reconciliar estas dos identidades es el desafío de la democracia". El fruto de estas reflexiones será recogido en su próxima publicación.

Herr, que también ha escrito sobre el regionalismo español, exhibe un optimismo desarmante sobre el futuro de nuestro país: "A finales del siglo XXI es posible que los demás países de Europa miren a España para resolver sus problemas regionales". En su opinión, España, a través de las autonomías, "busca una solución más inteligente -aunque no sea la idónea para todos y siempre haya tensiones- para este problema que otros países, como puede ser el caso de Francia".

El atraso de España

La relación de Herr con España surge tras la II Guerra Mundial, cuando es desmovilizado en París y conoce a una refugiada republicana con la que se casa. Vino a Madrid por primera vez en septiembre de 1950 -"parecía que las paredes se estrechaban; se ahogaba uno"-, decidido a escribir una tesis sobre la influencia de la Revolución Francesa en España.Herr rechaza tajantemente los tópicos tradicionales sobre el atraso español. "Cuando empecé a trabajar estaba en boga la tesis de Américo Castro de que España estaba atrasada por una causa natural, poco menos que por su propio carácter nacional. Y en el siglo XVIII España era un país floreciente. El peso del campesinado y la protección de la producción limitaban la expansión económica y el nivel de vida, pero las cosas mejoraban paulatinamente, y Carlos III contribuyó mucho a ello. España estaba atrasada con respecto a Gran Bretaña, pero no comparada con otros países europeos. Inglaterra no es el único modelo".

Sobre las relaciones entre Estados Unidos y España, Herr traza un recorrido histórico desde los viajeros románticos como Washington Irving a la crisis del 98, pasando por el interés del gran público norteamericano por la guerra civil para concluir que "España ha aceptado la cultura del siglo XX de EE UU mucho más fácilmente que otros países". "Tal vez esto se explique" ' señala, porque los españoles han pensado que su propia cultura no era adecuada a los tiempos, por cierto complejo de inferioridad, pero también se debe a que los españoles son mucho más abiertos y francos que otros pueblos".

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