El 60% de los directivos alemanes sufre neurosis

Los jefes están trastornados, según un estudio sobre 116 grandes empresas

Las empresas alemanas parecen estar dirigidas por déspotas, faroleros e intrigantes, según una encuesta de la asesoría de empresas Kienbaum. Un experto de esa firma, Rolf Berth, ha examinado a los cuadros directivos de 116 empresas y afirma que el 60% de sus miembros sufre trastornos neuróticos. Según el estudio, el ansia de poder y narcisismo, el fanatismo del orden y la misantropía abundan entre los jefes. Por otra parte, Jurgen Hesse y Hans Christian Schrader, dos psicólogos berlineses, realizan una exposición de tipos neuróticos en un libro reciente, Die neurosen der chefis (Las neurosis d...

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Las empresas alemanas parecen estar dirigidas por déspotas, faroleros e intrigantes, según una encuesta de la asesoría de empresas Kienbaum. Un experto de esa firma, Rolf Berth, ha examinado a los cuadros directivos de 116 empresas y afirma que el 60% de sus miembros sufre trastornos neuróticos. Según el estudio, el ansia de poder y narcisismo, el fanatismo del orden y la misantropía abundan entre los jefes. Por otra parte, Jurgen Hesse y Hans Christian Schrader, dos psicólogos berlineses, realizan una exposición de tipos neuróticos en un libro reciente, Die neurosen der chefis (Las neurosis de los jefes).

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Jefes que esclavizan a sus subordinados o se enriquecen personalmente. Personas que envenenan el clima de las oficinas y fábricas y acaban con el gustopor el trabajo y con la productividad. Por toda Alemania se extiende una red de grupos de apoyo en los que los trabajadores vejados exponen sus quejas. Teléfonos de la esperanza, psicólogos laborales e iglesias ofrecen su ayuda. En una encuesta telefónica del sindicato alemán de empleados sobre el tema del sufrimiento en el trabajo, el 80% de los que llamaron. se quejó de tiranía y humillación por parte de sus jefes.Ferdinand Plech, nieto de Porsche y jefe de Volkswagen, es un directivo que está entre los que expresan sus desequilibrios de forma más elegante. Ya de niño sabía atraer la atención de forma poco convencional: el heredero dejaba de comer. Este hombre construye coches, pero aparentemente no sabe tratar con personas. Su madre, Louise, es la única persona por la que se deja intimidar. Una profunda desconfianza domina la atmósfera cerca de Piech, y su arbitrariedad propaga el miedo. Habla, siempre sonriendo, de guerras o luchas a muerte.

Maltrato

Para la mayoría de los casi 450 directivos entrevistados por Berth, tratar bien a la gente figu ra muy abajo en la escala de los factores de éxito. Más del 80% de los presidentes, directores y jefes de sección afirmaron que carecían de, cualquier conocimiento psicológico básico. Berth se ex traña de que ni uno considerara que eso debía cambiar.Los directivos se aislan, y muchos ya han perdido el contacto con el mundo que dirigen. La asesora de personal de Hamburgo Doris Hartmann afirma que trabaja con empresas en las que los jefes no han pisado las salas de producción desde hace años. Berth recomendaba en sus seminarios a los jefes que echaran de vez en cuando un vistazo a las naves o las oficinas. Los jefes reaccionaban unánimemente: "No, eso no sirve para nada", lo que pone de manifiesto la política del avestruz.

En la empresa del fabricante de sandalias Birkenstock estuvieron a punto de producirse peleas entre los miembros del comité de empresa y los empleados leales al jefe. El nuevo comité ha acabado repentinamente con el idilio del patriarca: los representantes de los trabajadores criticaron el plus de productividad y el clima empresarial, así como la actuación de los superiores. Desde entonces, el hombre de las sandalias vocifera contra "la campaña de odio del sindicato". El semanarlo económico alemán Wirtschafstwoche cita su última amenaza: "Se cerrará la fábrica porque con este comité de empresa no puede sobrevivir".

Karl-Josef Neukirchen se convirtió en jefe de sección con 18 años. Recuperó el bachillerato y se hizo universitario trabajando en cadenas de producción. Cuando se licenció a los 31 años, ya era ayudante del presidente del Consejo de Administración de una empresa de cables. Este hijo de obrero lo ha conseguido, si era eso lo que quería: cuando hay problemas en algún sitio, le llaman los más poderosos banqueros y miembros de consejos de vigilancia. "Ha dejado un profundo rastro de sangre", dice la revista para directivos Manager Magazin. Nuevo rico, se comporta pretencioso como una diva. Como presidente de Hoesch quería una entraday ascensor propios en la empresa. En FAG Kugelfischer, le encantaba aparecer con guardaespaldas.

En su libro Die chefs, la periodista de Die Zeit Nina Grunérnberg traza 12 retratos de líderes como Markus Bierich (Bosch) o Edzard Reuier (Daimler), que controlan un "ejército" de trabajadores "casi tres veces mayor que el de Napoleón en Rusia". La autora describe a hombres como Klaus Liesen (Ruhrgas), que afrontan los retos de forma "clara, directa y con visión de futuro": no les importan los demás ni ellos mismos.

"En su incansable afán de trabajo, su aislamiento social y su fijación por 'su `objetivo, sea el que sea, son los últimos ascetas . Así los define el psicólogo de organización Aubsgurg Neuberger. Los líderes se ofrecen a la masa de portadores de maletines como ídolos: cursilería para directivos. "Se muestra la fachada, y se oculta lo de detrás: el dolor, la renuncia y el fracaso", afirma Neuberger. "Los jefes apuntalan sus puestos con favores y mercedes. Pero les corroe el. miedo a que otro, más brillante, más inteligente, más joven, les quite los juguetes. Fracasar es mortal".

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