Crítica:POP

Tanta dulzura

Esta vez sí. Seguramente por lo económico de la entrada y la inmensa comodidad del horario infantil de conciertos -nueve de la noche-, la sala Aqualung registró una notable entrada. No era de extrañar, porque los Duncan cabalgan aún sobre la cresta de un público fiel, todavía joven y mayoritariamente femenino, que suspira por recoger cada una de las palabras que brotan de las boquitas de Erentxun y Vasallo.Estos, que han perdido con el paso del tiempo aquel sonido frágil, encantador y característico, suenan ahora fuertemente arropados por una banda de lujo, en la que destacan el increíb...

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Esta vez sí. Seguramente por lo económico de la entrada y la inmensa comodidad del horario infantil de conciertos -nueve de la noche-, la sala Aqualung registró una notable entrada. No era de extrañar, porque los Duncan cabalgan aún sobre la cresta de un público fiel, todavía joven y mayoritariamente femenino, que suspira por recoger cada una de las palabras que brotan de las boquitas de Erentxun y Vasallo.Estos, que han perdido con el paso del tiempo aquel sonido frágil, encantador y característico, suenan ahora fuertemente arropados por una banda de lujo, en la que destacan el increíble bajista Marcelo Fuentes; Ángel Crespo, uno de los mejores baterías españoles desde siempre, y los tremendos solos de guitarra de Simón, todo un virtuoso. Así, en cuanto a la calidad musical no hay nada que envidiar a lo que pudiera ofrecer cualquier figurón del pop mundial. Técnicamente trabajaban los medios tiempos y las baladas, con algún leve guiño, como antes al swing. Las baladas eran intensas y los temas algo más rápidos.

Duncan Dhu

Mikel Erentxun (voz y guitarra acústica), Diego Vasallo (voz y guitarra eléctrica), Simón (guitarra), MarceloFuentes (bajo), Ángel Crespo (batería), Joserra Samperena (teclados) y Luis Lozano (teclados). Sala Aqualung. 1.600 pesetas. Madrid, 6 de octubre.

Diez años

En cuanto a ellos, el dúo, no se sabe bien dónde englobarles. Antes se decía: "Son frescos y jóvenes". Ahora que ya no son ni frescos ni jóvenes, ¿qué son? Quizá la respuesta tenga que ver con la puesta por el sonido estandar más perfecto, que el dúo donostiarra parece haber decidido. Lo cierto es que las canciones de su último disco, Piedras, no desentonan con su repertorio más clásico. Eso sí, más una pizca de Stones y Lenny Kravitz, para sazonar.Un montón de chavalitas y muchachos cantó, vibró y botó con Palabras sin nombre, Capricornio, Rey de la luna -uno de los momentos álgidos de Mikel-, Entre salitre y sudor y Mil gaviotas. Diego dio el contrapunto vocal, algo escaso, en Rosa gris, Si no eres tú y Mundo real, Son temas conocidos en disco y en directo en los diez años del grupo, que ha pasado de trío en el que la orquestación no era demasiado sólida pero sí personal, a funcionar como macroespectáculo pop con todos los ingredientes para convertirse en lo último.

Concluyendo, con buenas luces, sonido regular y pasarela iluminada a lo Rod Stewart, el concierto de los Duncan Dhu en Madrid, y en el mercado su último disco, Piedras, fue todo un éxito para su numerosa y enamorada parroquia. Pero también se comprende que, para aquellos a los que no les cuadra tanto amor cantado, verles en directo sea como beberse dos litros de miel sin respirar. Cuestión de gustos, como en todo. Unos más dulces que otros.

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