El Perú de Fujimori busca en las urnas la legitimidad perdida

La oposición desconfía del papel de los militares si la reelección se ve amenazada en los comicios de abril

Ardía Troya en una casa noble del barrio limeño de San Isidro con acompañamiento de mariachis, langostinos, ron añejo y Pocas luces en el pensamiento. En el apoteosis de madrugada, cuando trompetas y guitarras fundían los plomos, una joven dama criolla, blanca, hermosa y peruana, se mostró auténtica: "Estos indígenas de mierda no se merecen a [Javier] Pérez de Cuéllar". Mi silencioso asombro, la perplejidad que Te causó tal vileza, se interpreto como complicidad o asentimiento, pues, Lucia prosiguió miserable: "Éste es un país de flojos y El Chino [presidente Alberto Fujimoril nos convi...

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Ardía Troya en una casa noble del barrio limeño de San Isidro con acompañamiento de mariachis, langostinos, ron añejo y Pocas luces en el pensamiento. En el apoteosis de madrugada, cuando trompetas y guitarras fundían los plomos, una joven dama criolla, blanca, hermosa y peruana, se mostró auténtica: "Estos indígenas de mierda no se merecen a [Javier] Pérez de Cuéllar". Mi silencioso asombro, la perplejidad que Te causó tal vileza, se interpreto como complicidad o asentimiento, pues, Lucia prosiguió miserable: "Éste es un país de flojos y El Chino [presidente Alberto Fujimoril nos conviene porque está arreglando las cosas". Perú controla la inflación, desmantela el terrorismo, atrae inversiones y funciona mejor, pero el autoritarismo, la política excluyente, lastra la normalización y oscurece los logros.Las elecciones generales de abril constituirán una oportunidad única para que Perú, una vez derrotado el terror de Sendero Luminoso y encauzada la apertura económica, recupere una democracia participativa y las instituciones del Estado sean re conocidas como imparciales. Todas las fuerzas políticas de este país de 22 millones de personas, un 52% en la pobreza, y 1.748.000 analfabetos, según datos oficiales, se preparan para los comicios, y Javier Pérez de Cuéllar intervendrá en ellos como candidato independiente evitando la alianza con los partidos, desprestigiados ante la opinión pública por su lamentable currículo. El anterior secretario general de la ONU, preocupado por la limpieza de la consulta, ha pedido que sean vigiladas por organismos internacionales.

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El papel de los militares

No le faltan razones para el recelo. La pasada semana, en Piura, el general Howard Rodríguez, jefe de la I Primera Región Militar, fortalecía las tesis de quienes temen que la adhesión castrense al actual régimen pueda continuar, fraudulenta, en el escrutinio de los votos si la reelección de Fujimori se ve amenazada.El general Rodríguez, de uniforme y galones, fue fotografiado repartiendo personalmente calendarios con la imagen del presidente, virtual aspirante a un segundo mandato y favorito en las encuestas. "Vean ustedes cómo se logrando la pacificación de las zonas de emergencia de toda la región", dijo a la prensa. "Pido que un incidente nimio no sea, pues, motivo de escándalo ni de desprestigio de los comandos".

Otro hecho reciente, no tan leve, fue el despliegue dé carros de combate en las principales calles de Lima cuando congresistas de oposición insistieron en sus denuncias tras el asesinato, hace dos años, de nueve alumnos y un catedrático de la Universidad La Cantuta por una patrulla del Ejército.

"Se están cometiendo muchos abusos en Perú; hay pocas garantías para las libertades" piensa un observador extranjero. Pero el respeto de los derechos humanos, las formas democráticas, la credibilidad internacional del régimen, preocupan menos a la mayoría de los peruanos que la solución de sus problemas diarios. "¿Qué podemos criticar si antes había más corrupción que ahora, los abusos eran parecidos, se registraba una desvertebración a todos los niveles y el terrorismd actuaba en la misma Lima?", lamentaba un periodista de izquierdas.

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Arturo Woodinan, presidente de la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep), sostiene que, aunque en el actual proceso son necesarias correcciones, se aplican políticas correctas para salir del subdesarrollo. "Hemos pasado casi quince años con momentos muy difíciles y estaba llegando un momento en que había temor de que el Estadoiba a ser absorbido por gente terrorista, sin ningún programa y revanchista. Se ha logrado una pacificación casi total que atrae capital". Woodinan, en un despacho próximo al salón principal de la Confiep, donde un comité prepara programas de promoción de la imagen del país en el exterior, se refiere al golpe de hace dos años.

"El golpe de Estado es para mí un tema muy comprensible, aunque, si uno quiere ponerse la camiseta de democrático puro, pues no hay una explicación.

Pero yo creo que la camiseta de democrático no existe en todas las personas, a excepción de unas cuantas. En España mismo ha habido épocas que no eran democráticas y se ha prosperado".

Este empresario, al igual que otros consultados en Lima, no parece aflorar a Mario Vargas Llosa, a quien antes votaron casi en bloque. Aunque los hay perjudicados por el ajuste, la mayoría ha encontrado nuevos espacios para hacer negocios, para contratar y despedir, y el ambiente inversor mejoré al dictarse pocas regulaciones al flujo de moneda extranjera y ser libre la salida de beneficios. "Fujimori ha hecho en buena parte lo que el amigo Mario Vargas proponía, pero lamentablemente éste no ha resultado un buen perdedor. Hoy hubiera podido ser el candidato ideal y a lo mejor hubiera derrotado a Fujimori, pero comenzó a atacar los defectos que siempre tiene un Gobierno y a pedir que no se dé dinero a su propio país, que es extremadamente pobre. Que alguien haga eso aquí bajo los conceptos de democracia es casi como hacerlo en Haití".

¿Y los pobres? Sobran en la capital esos indígenas que Lucía insultó en el sarao de San Isidro. Llegan de otro Perú; son fugitivos de las miserias rurales, donde se habla más quechua y aymara que castellano; se asientan desorientados en las avenidas y rincones de Lima, o en los poblados de sus periferia.

"Que no vengan. No nos traen nada", denuncia otro pobre, urbano. Y esta es su percepción del momento: "Piensan que somos unos ignorantes, pero nos damos cuenta de las cosas; yo estoy con El Chino, porque a Pérez de Cuéllar lo rodean todos esos partidos que nos han robado. Si gana cambiará las cosas que no le gustan y esta pobreza no acabará nunca".

Los reclamos electorales, que no la justicia distributiva ni la solidaridad, se disputan el favor de estos contigentes llegados con lo puesto de la sierra o la selva. La oposición denuncia un incremento de la pobreza, porque afirma que también una porción importante de la precaria clase media nacional sufre los embates del neoliberalismo económico y la baja en el escalafón de la riqueza nacional.

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