Bill Clinton anunciará en televisión que la invasión de Haití es inminente

El Gobierno de Estados Unidos despachó ayer el portaaviones Eisenhower hacia Haití y anunció que el desembarco de tropas norteamericanas en ese país, bien sea para poner fin por la fuerza al régimen militar o para asegurar pacíficamente el orden, tendrá lugar "muy pronto". El presidente Bill Clinton se dirigirá esta noche al país (madrugada de mañana en España) a través de la televisión para ponerlo al corriente de la primera gran aventura militar de esta Administración demócrata. Todo parece listo para que la intervención, que dará lugar a una larga presencia norteamericana en Haití, comience...

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El Gobierno de Estados Unidos despachó ayer el portaaviones Eisenhower hacia Haití y anunció que el desembarco de tropas norteamericanas en ese país, bien sea para poner fin por la fuerza al régimen militar o para asegurar pacíficamente el orden, tendrá lugar "muy pronto". El presidente Bill Clinton se dirigirá esta noche al país (madrugada de mañana en España) a través de la televisión para ponerlo al corriente de la primera gran aventura militar de esta Administración demócrata. Todo parece listo para que la intervención, que dará lugar a una larga presencia norteamericana en Haití, comience incluso este fin de semana.

Ante la inminencia de la invasión, el Gobierno de facto de Haití decretó ayer el toque de queda entre las siete de la tarde y las siete de la mañana, que debía ser efectivo en la isla desde la noche de ayer.El secretario de Defensa, William Perry, que despidió ayer en la base naval de NorfoIk a los 2.000 soldados de la 821 división aerotransportada embarcados a bordo del Eisenhower, dijo que no podía anunciar el día exacto de la invasión pero que ocurrirá "muy pronto". El Eisenhower, que transporta medio centenar de helicópteros, se suma al portaaviones América, que zarpó el martes de NorfoIk y a otros barcos de la flota norteamericana que se encuentran ya en aguas próximas a Haití.

El vicesecretario de Estado, Strobe Talbott, anunció ayer que las tropas. norteamericanas tienen la misión de permitir el retorno de Haití a la democracia, asegurar el regreso del presidente Jean Bertrand Aristide y garantizar el orden en el país. Esto se hará pacíficamente o de forma violenta. Si los tres jefes militares a los que Estados Unidos ha exigido que abandonen el poder, entre ellos hombre fuerte haitiano, general Raoul Cédras, aceptan irse voluntariamente del país, los soldados norteamericanos podrían cumplir su trabajo de una forma pacífica. El propio Clinton declaró ayer: "Hemos agotado todas as alternativas posibles y ha llegado la hora de que se vayan. Todavía pueden irse. No tienen porque llevar esto a un enfrentamiento".

Asilo para los militares

Fuentes de la Casa Blanca citadas por la cadena CNN indicaron que el Gobierno norteamericano ha ofrecido garantías a los tres jefes militares de que se les facilitará la salida de Haití y su traslado a un tercer país, sin represalias.

En el caso de que los tres militares se nieguen a abandonar el país, las tropas norteamericanas desembarcarán con la misión de arrestarlos y entregarlos a la autoridad legítima, representada por el presidente Aristide.

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Estados Unidos tiene previsto iniciar la operación con un masivo despliegue de medios militares con el fin de disuadir de cualquier resistencia al Ejército haitiano y a los grupos civiles armados por el general Cédras. Alrededor de 20.000 soldados tomarán parte en esa primera oleada, que tratará de hacerse rápidamente con el control de los puntos neurálgicos de Puerto Príncipe, la capital. Inmediatamente llegarían los 1. 500 hombres de 17 países que integran la fuerza multinacional organizada entrenada por Estados Unidos.

Sólo una vez que el orden estuviera completamente establecido, esas tropas serían reemplazadas por los 6.000 integrantes de una fuerza de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas.

Votación parlamentaria

El presidente Clinton dará cuenta de algunos de estos detalles en un discurso con el que intenta fundamentalmente ganar el respaldo de la opinión pública para esta operación, que actualmente sólo apoya uno de cada cuatro norteamericanos. La Administración ha acelerado en los dos últimos días los preparativos para la invasión con objeto de evitar una acción por parte del Congreso que, atento al estado de la opinión pública, podría pronunciarse en contra de la intervención.

Varios congresistas republicanos se han movilizado para buscar una Votación del Parlamento respecto a la invasión de Haití, pero la mayoría demócrata está tratando de evitar que esa vota ción pueda abortar los planes de la Administración. La oposición republicana insiste en que no hay intereses norteamericanos en juego en Haití, y que, por tanto, no vale la pena poner en peligro las vidas de soldados de Estados Unidos.

El jefe del Gabinete de la Casa Blanca, Leon Panetta, señaló ayer que la invasión de Haití "no sería un acto de guerra, sino un esfuerzo para restaurar, la democracia" y aseguró que la inestabilidad en el país caribeño supone: "una amenaza para nuestra seguridad nacional, nuestra política exterior y nuestra economía".

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