Pujol y Serra ultiman en Barcelona el pacto presupuestario para 1995

Jordi Pujol y Narcís Serra ultimaron ayer en Barcelona el pacto entre los nacionalistas catalanes y el Gobierno socialista sobre los presupuestos de 1995, el déficit de la sanidad y la participación de las autonomías en el fondo de cohesión. Ambos políticos lanzaron ayer una señal inequívoca de la inminencia del acuerdo al apartarse de la recepción del Parlamento catalán con motivo de la Diada y reunirse a solas durante una hora y media. Esta reunión marcó el escenario político de la fiesta nacional de Cataluña. La polémica sobre si la Diada debía ser reivindicativa o festiva quedó diluida en ...

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Jordi Pujol y Narcís Serra ultimaron ayer en Barcelona el pacto entre los nacionalistas catalanes y el Gobierno socialista sobre los presupuestos de 1995, el déficit de la sanidad y la participación de las autonomías en el fondo de cohesión. Ambos políticos lanzaron ayer una señal inequívoca de la inminencia del acuerdo al apartarse de la recepción del Parlamento catalán con motivo de la Diada y reunirse a solas durante una hora y media. Esta reunión marcó el escenario político de la fiesta nacional de Cataluña. La polémica sobre si la Diada debía ser reivindicativa o festiva quedó diluida en una Cataluña que ayer despertó dominguera y ociosa.

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El vicepresidente del Gobierno destacó al término de su entrevista con el presidente de la Generalitat que el Ejecutivo socialisto mantiene su propósito de cerrai el pacto presupuestario antes del Consejo de Ministros previsto para el próximo día 23. Fuentes de ambas partes conocedoras de desarrollo de la negociación vaticinaron a este diario que el cierre definitivo del acuerdo podría alcanzarse tras la reunión que la comisión negociadora celebrará a primeros de esta semana y en la que se acabará de atar los cabos que quedan sueltos. Ahora, uno de los asuntos que más preocupan a nacionalistas y socialistas es cómo neutralizar la idea de que Jordi Pujol cobra en especias autonómicas el apoyo prestado al Gobierno socialista.

La Diada llegó marcada este año por el clima antinacionalista catalán auspiciado por sectores conservadores y de la izquierda españoles, con el objetivo de erosionar el eje PSOE-CiU, y por las réplicas nacionalistas. Pese a ello y a la polémica política sobre la conveniencia o inconveniencia de responder a los ataques anticatalanistas con una jornada de movilizaciones masivas, la celebración del Onze de Septiembre transcurrió con normalidad. Dos incidencias: la dirección del PP fue abucheada en la calle y una veintena de personas protestaron en el Parlamento catalán, que ayer celebraba jornada de puertas abiertas, contra la política lingüística de la Generalitat.

La manifestación independentista de la tarde discurrió sin problemas, con menos participación que el año pasado.

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