El Gobierno bosnio aún gestiona una visita del Pontífice

El Gobierno bosnio y la Iglesia católica no han acabado de digerir el frustrado viaje del Papa a Sarajevo, que debía haberse producido el jueves pasado, y todavía ayer intentaban un compromiso de último minuto que permitiera a Juan Pablo II acudir a la capital bosnia desde la vecina Zagreb, donde hoy finaliza una visita de dos días.Fuentes gubernamentales reconocían, el viernes por la noche, la existencia de gestiones diplomáticas para que el Pontífice pisara Bosnia antes de regresar a Roma, a pesar de la cancelación el martes pasado de su visita a Sarajevo alegando la falta de garantías por p...

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El Gobierno bosnio y la Iglesia católica no han acabado de digerir el frustrado viaje del Papa a Sarajevo, que debía haberse producido el jueves pasado, y todavía ayer intentaban un compromiso de último minuto que permitiera a Juan Pablo II acudir a la capital bosnia desde la vecina Zagreb, donde hoy finaliza una visita de dos días.Fuentes gubernamentales reconocían, el viernes por la noche, la existencia de gestiones diplomáticas para que el Pontífice pisara Bosnia antes de regresar a Roma, a pesar de la cancelación el martes pasado de su visita a Sarajevo alegando la falta de garantías por parte del líder de los serbios de Bosnia Radovan Karadzic, cuyos cañones y morteros tienen la ciudad a su alcance.

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El mismo viernes el arzobispo de Sarajevo, Vinko Puljic, admitía antes de viajar a Zagreb que la Iglesia católica todavía no se había rendido, y el nuncio Monterissi no negaba un posible desplazamiento relámpago.

Naciones Unidas, sin embargo, ha desbandado los equipos militares y civiles que durante semanas han trabajado a diario con el arzobispado y la presidencia bosnia en los preparativos del fallido viaje papal. Todos los dispositivos puestos a punto hasta el martes por la noche, en que se conoció la anulación de la visita, han sido ya cancelados. De la minuciosa y complicada logística puesta a punto para que Juan Pablo II pasara unas horas en Sarajevo sólo queda en pie el estrado erigido en el antiguo estadio olímpico de Zetra, donde el Papa iba a protagonizar un acto de masas con los católicos de Bosnia.

En Sarajevo y sus alrededores crecen entretanto los enfrentamientos armados, pese a las promesas hechas en Pale el jueves por Radovan Karadzic al número dos de Naciones Unidas para la antigua Yugoslavia, Sergio Vieira de Mello. El teórico alto el fuego es papel mojado, como lo es un acuerdo de agosto para controlar a los francotiradores.

Bombardeos sobre Bihac

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Los serbios de Bosnia no sólo están en plena orgía de limpieza étnica contra los musulmanes en las zonas de Banja Luka, en el noroeste y Bijeljina, en el noreste de Bosnia. Desde el viernes, y con la ayuda de sus correligionarios de la Krajina, que controlan un tercio del territorio croata, machacan con artillería pesada el enclave musulman de Bihac, en el extremo occidental de Bosnia.

El general Michael Rose, comandante de los cascos azules en Bosnia, advirtió ayer a los serbios que cesarán sus ataques sobre la "zona de seguridad de Bihac" y amenazó con recurrir a ataques aéreos de la OTAN. El portavoz de la ONU en Sarajevo, Claire Grimes, dijo ayer que no puede descartarse que el Consejo de Seguridad declare Bihac, como Sarajevo o Goraz de, zona de exclusión de armas pesadas, lo que acarrearía su vigilancia aérea por la OTAN. La dura advertencia hizo que los artilleros serbios detuvieran el bombardeo de la zona.

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