Editorial:

Selectos chapuceros

NO HAY año en que la prueba de selectividad para el acceso a la Universidad se desarrolle con plena normalidad. En uno se descubre que algunos de los ejercicios se han filtrado a alumnos privilegiados; en otro se comprueba que ha habido un trasiego de listas de recomendados y hasta un flagrante fraude en la transcripción al acta de la nota de algún enchufado.Demasiados fallos y errores para un examen de tanta trascendencia social, al que se enfrentan cada año alrededor de un cuarto de millón de estudiantes. Y es demasiado importante el papel de los encargados de organizar la selectividad como ...

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NO HAY año en que la prueba de selectividad para el acceso a la Universidad se desarrolle con plena normalidad. En uno se descubre que algunos de los ejercicios se han filtrado a alumnos privilegiados; en otro se comprueba que ha habido un trasiego de listas de recomendados y hasta un flagrante fraude en la transcripción al acta de la nota de algún enchufado.Demasiados fallos y errores para un examen de tanta trascendencia social, al que se enfrentan cada año alrededor de un cuarto de millón de estudiantes. Y es demasiado importante el papel de los encargados de organizar la selectividad como para que no se les pueda y deba exigir el máximo grado de seriedad para evitar anomalías. Con independencia del debate de fondo sobre la utilidad y pertinencia de esta prueba, es evidente que no deben permitirse irregularidades como la chapuza del examen de lengua y comentario de texto que tuvieron que realizar los 40.000 jóvenes que se examinaron en esta última convocatoria de selectividad en Madrid.

Es incomprensible, de entrada, que entre los diversos juegos del protocolo del ejercicio de lengua que presentaron para su sorteo o selección los coordinadores de esta materia en el distrito, resultara elegido precisamente uno que no había sido elaborado por ninguno de ellos. Los fallos técnicos del ejercicio han sido varios: entre ellos, el, que se exigiera analizar una palabra que ni siquiera existe en el Diccionario de la Real Academia Española. Encima, ese ejercicio fue elaborado por una persona no relacionada con la coordinación de lengua en el COU y sin conocimiento directo e inmediato del programa de esa disciplina.

No se sabe qué incidencia exacta habrán tenido sobre las calificaciones generales de la selectividad de este año en Madrid las notas correspondientes al ejercicio de lengua, tan torpemente planteado; pero es muy probable que ahí pueda estar gran parte de la explicación del descenso en el número de aprobados en relación con el de cursos precedentes y el consiguiente aumento de las reclamaciones formuladas por los alumnos. Como siempre que ha habido anomalías de bulto como ésta, se argumenta que la anulación del ejercicio o ejercicios cuestionados y su eventual repetición resulta técnicamente inviable. Es posible, pero en modo alguno es admisible que no se arbitren fórmulas inmediatas para reparar los daños causados a los examinados.

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