La Junta andaluza, primer accionista de Santana hasta que llegue un socio

Levantar la suspensión de pagos de Santana Motor, aumentar las piezas nacionales en la fabricación de coches e incrementar la productividad son los tres objetivos prioritarios de Ricardo Ibarreche, nuevo consejero delegado de la empresa desde el pasado 1 de julio. La Junta de Andalucía será el principal accionista de Santana mientras se encuentra un socio industrial. El nuevo gestor español de esta participada de Suzuki afronta el futuro de una empresa que ha sido estandarte de una zona y que comienza a salir de una crisis que puso en peligro su propia supervivencia.

"Si todo va com...

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Levantar la suspensión de pagos de Santana Motor, aumentar las piezas nacionales en la fabricación de coches e incrementar la productividad son los tres objetivos prioritarios de Ricardo Ibarreche, nuevo consejero delegado de la empresa desde el pasado 1 de julio. La Junta de Andalucía será el principal accionista de Santana mientras se encuentra un socio industrial. El nuevo gestor español de esta participada de Suzuki afronta el futuro de una empresa que ha sido estandarte de una zona y que comienza a salir de una crisis que puso en peligro su propia supervivencia.

"Si todo va como está previsto, creo que en octubre podremos levantar la suspensión de pagos afirma Ricardo Ibarreche, un riojano de 47 años, ingeniero industrial, que ha desarrollado toda su trayectoria profesional en Seat, adonde llegó a ser vicepresidente de producción. La Junta de Andalucía y el Ministerio de Industria han aportado créditos que permiten luchar por sacar adelante la empresa, según Ibarreche. El primer accionista, Suzuki, con el 85% del capital, abandonará totalmente su participación antes de que acabe el presente año. "Nos hemos pillado las uñas y no queremos pillamos la mano entera", dicen fuentes de Suzuki.Hasta que se encuentre un tercer socio industrial -"uno de los obejetivos prioriatarios también de la nueva dirección"-, será la Instituto de Fomento de Andalucía (IFA) él que asuma la titularidad de las acciones, bien de forma directa o a través de una sociedad. Ibarreche ha tenido que comenzar la casa por los cimientos, y lo primero ha sido convencer a los proveedores para que sirvan productos para fabricar. "La situación se está normalizando y los proveedores están recobrando la confianza porque saben que estamos pagando las piezas. Tengo la esperanza de que al final de agosto esté prácticamente normalizada la producción", recalca.

Suzuki ya ha dicho que quiere dejar totalmente el capital de Santana y la gestión, aunque mantendrá la asistencia técnica para la fabricación de sus modelos. La gestión será totalmente española, dice el nuevo consejero delegado, que, no obstante, considera positivo que permanezcan directivos japoneses durante un tiempor por el conocimeinto que tienen del producto. Actualmente en la sede central en Leganés, Madrid, trabajan 21 directivos japoneses, y en el consejo de administración se sientan actualmente siete japoneses y tres españoles. Esta relación debe cambiar, dice Ibarreche.

"Actualmente estamos negociando con el Gobierno de Castilla-La Mancha para resolver el futuro de la planta de Manzanares. Esta planta se segregará y pasará a depender de Suzuki Manufacturers Corporation", dice Ibarreche. El nuevo equipo gestor se ha propuesto devolver de aquí hasta final de año la normalidad a la empresa para luego entrar en una actividad típica.

Ibarreche reconoce que el aspecto laboral se encuentra confuso desde que se dictó un laudo de obligado cumplimiento en marzo de 1993 que "casi ninguna parte cumplió en su totalidad". En estos momentos, de los 2.400 trabajadores, 544 se han acogido a la prejubilación, 148 han pedido la baja voluntaria y 208 se hallan en un expediente de regulación de empleo de un año. "La viabilidad de Santana depende de lo que hagamos a partir de ahora. La productividad hay que mejorarla. Ahora hay 1.500 personas trabajando para hacer 150 coches al día. Ese nivel de productividad es bajo comparado con el resto del sector. Además estamos ante una fábrica (Linares) no sólo de ensamblaje, como yo creía antes de venir. Estamos ante una fábrica con un nivel de automización bajo y de integración alto, lo que rebaja su productividad".

El grado de absentismo laboral que tanto han criticado los japoneses también preocupa al nuevo responsable de la empresa. "Es un tema que me preocupaba y que ahora veo que, pese a ser alto, también tiene un componente de leyenda. Es cierto que sube en la temporada de recogida de la aceituna, lo cual es absurdo, porque es un tema absolutamente controlable".

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