Entrevista:

"La Unión Europea debe abrirse al Este"

Daniel Tarschys, que hoy cumple 51 años, lleva en la sangre la docencia. Hijo de maestros, este sueco que fue elegido secretario general del Consejo de Europa el pasado 12 de abril, responde a las preguntas como si resolviese las dudas de sus alumnos de Ciencias Políticas de hace 20 años. La lección que imparte ahora es la del paneuropeísmo. Tarschys se enorgullece de que su institución, europea, haya dejado de ser sólo occidental para abrirse a los países de Europa central y oriental. Se encuentra en España para participar en La Coruña en un curso de la Universidad Internacional Me...

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Daniel Tarschys, que hoy cumple 51 años, lleva en la sangre la docencia. Hijo de maestros, este sueco que fue elegido secretario general del Consejo de Europa el pasado 12 de abril, responde a las preguntas como si resolviese las dudas de sus alumnos de Ciencias Políticas de hace 20 años. La lección que imparte ahora es la del paneuropeísmo. Tarschys se enorgullece de que su institución, europea, haya dejado de ser sólo occidental para abrirse a los países de Europa central y oriental. Se encuentra en España para participar en La Coruña en un curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo sobre La encrucijada de Europa.

Pregunta. ¿Ha vuelto el Consejo de Europa su mirada hacia el Este?

Respuesta. Cuando aspiraba a ocupar este puesto yo decía que tenía un programa de un solo punto: poner el énfasis en los próximos tres años en Europa central y oriental. Somos una organización que defiende los derechos humanos, tenemos una amplia gama de políticas de cooperación y promovemos convenios internacionales sobre distintas materias, pero el principal énfasis en los próximos tres años debe ponerse en ayudar a los países del centro y el Este de Europa a incorporarse a la familia, y en consolidar sus democracias parlamentarias y pluralistas y sus nuevas instituciones, que además son absolutamente decisivas para construir una economía de mercado y poner en marcha las reformas económicas.

P. ¿Cree que el ritmo de los cambios en el antiguo bloque del Este es el adecuado?

R. Yo quiero transmitir un mensaje optimista. Hay mucho desencanto con lo que ha pasado en el Este de Europa desde 1989. Al principio la gente creía que iba a haber un cambio en Europa oriental que traería la democracia y el Estado del bienestar para esos países de una forma muy rápida. Ahora estamos en el extremo contrario, pensando que los cambios sólo se van a poder hacer a lo largo de muchísimo tiempo, incluso un siglo. Yo quiero hacer hincapié en que ya se están produciendo cambios muy importantes que no debemos subestimar. En los Estados de Europa central y del Este hay sistemas políticos que aún no son estables. Por eso es tan importante integrar a esos países en la cooperación con los Estados occidentales.

P. ¿Pretende el Consejo convertirse en el foro de esa cooperación?

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R. La cumbre de Viena confirmó la labor del Consejo de Europa en defensa de los derechos humanos y la democracia, pero también se planteó un papel más amplio. La cooperación paneuropea puede encontrar su sede ideal en el Consejo de Europa. La Unión Europea (UE) es un foro muy importante de cooperación, pero limitado a sus 12 o 16 miembros. Nosotros tenemos 32 miembros, y, si entran los 9 países que han solicitado su ingreso en la organización, seremos más de 40 y eso hará posible extender la cooperación a todos esos países.

P. ¿Cómo son las relaciones del Consejo de Europa con la UE?

R. Son buenas, pero pueden ser aún mejores. Cooperamos en un buen número de terrenos en los que tenemos intereses comunes, como en la ayuda y la cooperación con los países de Europa central y del Este, pero la UE actúa sólo como donante, da ayuda, mientras que en el Consejo de Europa los países pueden participar en pie de igualdad: todos son allí Estados miembros con los mismos derechos y deberes.

P. ¿Cuál es hoy la principal amenaza para los derechos humanos en Europa?

R. Las principales amenazas provienen de la crisis económica. En tiempos de recesión económica en toda Europa se incrementan las fricciones étnicas, la xenofobia, el racismo; todo tipo de conflictos humanos están relacionados con las condiciones económicas. La primera respuesta, por tanto, debe ser económica, debemos recuperar el crecimiento en Europa para erradicar esas actitudes. Pero es la UE la que tiene un mayor papel en la cooperación económica, mientras que nosotros centramos nuestra actividad en el terreno legal y en el cultural.

P. ¿Debe la UE acoger a los países de Europa central y oriental?

R. Creo que los Doce, o los Dieciséis, deben abrirse al Este, pero para ello se requiere que haya unas democracias estables y también estabilidad económica. Para todo ello, las reformas legales que nosotros apoyamos son muy importantes. Ser miembro del Consejo de Europa es un paso importante en el camino para ser miembro de la Unión Europea. Yo apoyo plenamente la aspiración de esos países de convertirse en miembros de la UE, pero eso llevará tiempo. Por ahora, creo que la UE debería establecer lazos estrechos con esos algunos de esos países invitándolos a participar en algunas actividades.

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