Editorial:

Sigue lloviendo

ESA OTRA forma de corrupción que es el clientelismo ha arruinado las posibilidades de los socialistas vascos en este año electoral. El fraude descubierto en unas oposiciones celebradas en 1990 fue un escándalo que permaneció soterrado desde entonces. Ha reaparecido en el peor momento para ellos: en plena crisis de credibilidad de la opción socialista a escala nacional, en vísperas de las elecciones europeas y a cinco meses de la fecha prevista para las autonómicas vascas. Reaparece cuando el partido resultante de la fusión entre el Partido Socialista de Euskadi (PSE) y Euskadiko Ezkerra (EE) s...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

ESA OTRA forma de corrupción que es el clientelismo ha arruinado las posibilidades de los socialistas vascos en este año electoral. El fraude descubierto en unas oposiciones celebradas en 1990 fue un escándalo que permaneció soterrado desde entonces. Ha reaparecido en el peor momento para ellos: en plena crisis de credibilidad de la opción socialista a escala nacional, en vísperas de las elecciones europeas y a cinco meses de la fecha prevista para las autonómicas vascas. Reaparece cuando el partido resultante de la fusión entre el Partido Socialista de Euskadi (PSE) y Euskadiko Ezkerra (EE) se aprestaba a disputar al PNV la primacía que ha ostentado desde 1977.Se comprende, por ello, el desconcierto de los socialistas vascos, que ya han asistido al espectáculo de la detención de cuatro de los suyos supuestamente relacionados con el fraude. Aunque el secreto del sumario impide conocer las imputaciones concretas que pesan sobre ellos, no hay duda de que existió un intento de fraude masivo que, de no haberse descubierto, habría beneficiado a varios cientos de simpatizantes del PSOE y la UGT.

La coartada de que "los demás han hecho lo mismo" se apoya en ciertos hechos contrastados: en buena medida, la Administración vasca fue edificada por el PNV a su imagen y semejanza. Esto no es un eximente para un partido que se presentó en su día como garantía contra estas prácticas. Los socialistas reprochan su escasa solidaridad a sus socios de Gobierno -y rivales electorales-, recordándoles su moderación en relación con el escándalo de las escuchas telefónicas a Garaikoetxea y su aceptación de los criterios partidistas empleados para la selección de los primeros ertzainak (policías autónomos). En el PNV parecen existir dos corrientes respecto al tratamiento de este caso, una más comprensiva que la otra. Ambas se habrían plegado, sin embargo, al olvido del asunto de no mediar la insistencia del sindicato ELA-STV y la diligencia de la Audiencia de Vitoria, que por dos veces apercibió a los jueces contra el archivo de la causa por falta de pruebas. El asunto vuelve así a confirmar los desastrosos efectos de esa consabida doctrina socialista según la Cual siempre acaba escampando. Puede que escampe, pero con más frecuencia el aguacero descarga cuando menos se espera y más daño hace.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En