FERIA DE SAN ISIDRO

El último empollón

La escuela valenciana presenta su nuevo talento, que llega con un expediente repleto de matrículas.

Enrique Ponce es un talento de la Escuela Taurina de Valencia. Ángel de la Rosa, un valor interesante. Manolo Carrión llega a Madrid con un expediente repleto de matrículas. ¿Qué está pasando en Valencia? "Que tenemos la escuela en la plaza, en el mismo centro de la ciudad", dice su director, Francisco Barrios El Turia, matador de toros retirado.Carrión se presenta esta tarde en Las Ventas como matador de toros. Su profesión, torero. Porque estudió para ello. En Valencia, por supuesto. "Entró en la escuela con nueve o diez aflitos", recuerda El Turia. "Llegó con su hermano José, algo ma...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Enrique Ponce es un talento de la Escuela Taurina de Valencia. Ángel de la Rosa, un valor interesante. Manolo Carrión llega a Madrid con un expediente repleto de matrículas. ¿Qué está pasando en Valencia? "Que tenemos la escuela en la plaza, en el mismo centro de la ciudad", dice su director, Francisco Barrios El Turia, matador de toros retirado.Carrión se presenta esta tarde en Las Ventas como matador de toros. Su profesión, torero. Porque estudió para ello. En Valencia, por supuesto. "Entró en la escuela con nueve o diez aflitos", recuerda El Turia. "Llegó con su hermano José, algo mayor que él, pero éste lo tuvo que dejar porque le faltaban cualidades".

En la escuela admiten a todos los aspirantes a torero, pero sólo se licencian unos pocos. No se echa a nadie, sino que son los mismos alumnos quienes se van dando cuenta de que han equivocado la carrera. Tienen mucho tiempo para desengañarse ellos solos. "Hasta los 13 años juegan toreando de salón; después empiezan con becerras y continúan con las novilladas sin picadores", cuenta el director. "El triunfo de la escuela son precisamente estas novilladas de promoción, porque los chavales tienen ocasión de darse a conocer y sin costarles un duro".

Más información

En la escuela todo es gratis: la matrícula, las clases y hasta las becerras y los novillos. El centro está subvencionado por la Diputación y la organización de festejos corre a cuenta de los presupuestos municipales de la localidad donde se celebre. "El único requisito que pedimos a los chavales es que estudien o trabajen, además del permiso de los padres, y que presenten un buen estado de salud. Las clases las damos por la tarde, cuando acaban los colegios, y en ellas les enseñamos el oficio y las características de la lidia", explica El Turia.

El hecho de que la escuela esté en el mismo centro de la ciudad ayuda a que las inscripciones sean masivas. Este año hay 145 alumnos, que también asisten a clase en una placita de la Venta del Saler y torean becerras en Cullera. El profesorado lo componen Luciano Núñez, Joaquín Mompó, Vicente Luis Murcia y Antonio Vera, padre de Juan Carlos Vera, otro de los alumnos aventajados de la escuela.

El director del centro asegura que no hay necesidad de haber sido figura del toreo para ser buen profesor: "Nada tiene que ver una cosa con la otra. Nosotros hemos podido ser matadores que no llegamos a desarrollar totalmente los conceptos que tenemos del toreo por falta de cualidades, pero sí podemos transmitir nuestros conocimientos. Puede haber figuras, en cambio, que luego no tienen facilidad para enseñar".

El Turia revela la regla de oro de la escuela: "Enseñamos comportamientos y oficio, pero luego que sea el propio alumno quien los desarrolle. De esta manera conseguimos variedad, por lo que no se puede hablar de escuela valenciana como tal para identificar un torero. Aprende sin que se le imponga ningún estilo predeterminado, pero lo que está garantizado es que desarrollará un toreo con conocimientos, clase y buen gusto".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En