El arte contemporaneo surafricano viaja por primera vez a Europa

París acoge una exposición colectiva de 19 artistas

París acoge la primera gran exposición de arte contemporáneo surafricano presentada en Europa. Hasta el próximo 31 de julio, en una galería subterránea del barrio de la Defense, moderno centro de negocios de la capital francesa, se mostrarán 60 obras de 19 artistas pertenecientes la distintas etnias y culturas.El comisario responsable de la selección, Jean Yves Jouannais, redactor jefe de la revista Art Press ' afirma haber escogido los nombres y las obras guiándose en todo momento "en función de criterios estéticos y artísticos, sin considerar hipotéticas cuotas que tuviesen en cuenta ...

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París acoge la primera gran exposición de arte contemporáneo surafricano presentada en Europa. Hasta el próximo 31 de julio, en una galería subterránea del barrio de la Defense, moderno centro de negocios de la capital francesa, se mostrarán 60 obras de 19 artistas pertenecientes la distintas etnias y culturas.El comisario responsable de la selección, Jean Yves Jouannais, redactor jefe de la revista Art Press ' afirma haber escogido los nombres y las obras guiándose en todo momento "en función de criterios estéticos y artísticos, sin considerar hipotéticas cuotas que tuviesen en cuenta pertenencias étnicas, raciales o sexuales".

La diversidad de los trabajos y soportes no impide que el conjunto tenga una extraña coherencia. Detrás de las esculturas o fotografías de Jane Alexander, de las figurillas de Freddie Ramabulana, de los dibujos de Diane Victor, las telas de Karin Dando o los vídeos de Konrad WeIz, hay una preocupación obsesiva por el cuerpo.

En unos casos, el visitante se topa con hombres con cabeza de buey; en otros, con mutantes con hocico de cerdo. y dientes de perro, mientras que el muy pop C. J. Morke1 presenta una muñeca emparentada con la muñeca Barbie que se dirige a una tortuga Ninja para quejarse así de su futuro embarazo "¡Mickey, creía que éramos sexualmente incompatibles!".

Contenido político

Algunas de las obras expuestas en la capital francesa tienen un contenido directamente político, como las de las artistas Lucas Seage o Sue Williamson, pero también ellas participan de la obsesión genética.Los resultados del apartheid institucionalizado en Suráfrica en 1948, pero vigente en la práctica años antes, ha dado legalidad a los tabúes ancestrales relativos a los cruces interétnicos.

Los artistas han captado el miedo, la atracción o la simple omnipresencia del tema del mestizaje entendido como degeneración o transgresión.. Incluso los artistas más occidentalizados, como Kendell Geers o William Kentridge, mantienen nexos subterráneos con el tema de la pureza que ellos también "sitúan en el corazón mismo del inconsciente colectivo, núcleo convulsivo alrededor del cual se estructuran los idiomas, los sueños y los crímenes".

El incesto como lógica de un mundo endogámico, la desaparición de las especies, el embarazo vivido como amenaza, todos estos temas están tratados con violencia, con humor, sarcasmo o falsa ingenuidad.

Pocas exposiciones colectivas pueden ofrecer parecida coherencia teratológica, fruto de una colonización que hasta el momento presente ha intentado dar, a partir de una catástrofe étnico-cultural, una imagen de racionalidad.

Los colonizadores exportaban violencia e importaban imágenes tranquilizado ras, mientras que ahora, con esta exposición colectiva que coincide con la reciente llegada al poder de Nelson Mandela, el primer presidente negro en la historia de Suráfrica, lo que se exporta son imágenes de violencia, a veces interior, casi psicosomática, producida en el interior del cuerpo y por el propio cuerpo.

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