Entrevista:

"Me gusta partir de hechos reales"

Jacques Tardi, al que se dedica la principal exposición del Saló del Cómic de Barcelona, es el creador de Adèle Blanc-Sec, el hombre que ha puesto en dibujos las novelas de Léo Malet y que ha ilustrado textos de Celine y, por consiguiente, un especialista en París; pero también es quien mejor ha reflejado el horror de la guerra de 1914-1918 en una serie de álbumes que han culminado en La guerra de las trincheras, 126 páginas en blanco y negro que acaban de ser publicadas en España y que son una referencia absoluta sobre el periodo y el frente bélico.

Pregunta. Su último ál...

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Jacques Tardi, al que se dedica la principal exposición del Saló del Cómic de Barcelona, es el creador de Adèle Blanc-Sec, el hombre que ha puesto en dibujos las novelas de Léo Malet y que ha ilustrado textos de Celine y, por consiguiente, un especialista en París; pero también es quien mejor ha reflejado el horror de la guerra de 1914-1918 en una serie de álbumes que han culminado en La guerra de las trincheras, 126 páginas en blanco y negro que acaban de ser publicadas en España y que son una referencia absoluta sobre el periodo y el frente bélico.

Pregunta. Su último álbum está dedicado a su abuelo.

Respuesta. Era corso y zapatero remendón. La guerra le sacó de su pequeño taller y le enterró durante cuatro años en las trincheras. Murió cuando yo tenía cinco años. Le recuerdo viniéndome a buscar a la escuela, como un anciano que tenía grandes dificultades para andar y que necesitaba sentarse a menudo. El gas le había estropeado los pulmones y aumentado sus problemas cardiacos. A mí me resultaba muy difícil imaginarme a mi abuelo de uniforme, saber si había matado a alguien. Esa era la gran pregunta. Era un hombre pacífico y yo no comprendía que hubiese podido disparar contra otros.

P. Sus dibujos parecen el resultado de un gran trabajo de documentación al mismo tiempo que de un esfuerzo de estilización.

R. Se mezclan muchas cosas. Los relatos terribles de mi abuela, la imagen del agujero que tenía mí tío en el hombro, causado por un obús, y una gangrena curada a base de que se la comieran gusanos blancos; los miles de fotos que he visto, las películas de Chaplin, Gance, Pabst, Kubrick, Renoir, Trumbo o Tavernier; los libros de Celine, Giono, Cendrars, Remarque y tantos otros y, sobre todo, el testimonio, el recuerdo de los supervivientes, sus anécdotas, contadas por ellos o por sus hijos. Por ejemplo, mi padre quiso escapar al destino de funcionario que le preparaba el abuelo y en 1938 se enroló en el Ejército.En 1940 conducía un tanque, y durante la guerra se encontró embistiendo un cañón y unos artilleros alemanes. No tuvo tiempo de disparar y optó por aplastarlos. Tardó años en contarlo y cuando murió aún recordaba ese momento. En definitiva, me gusta partir de hechos reales, me interesan las personas. Si quiero saber lo que llevaban dentro de su mochila es porque eso modifica su manera de caminar. ¡Correr con 20 kilos de material a la espalda no es lo mismo que hacerlo llevando sólo una muda de ropa!

P. Pero su dibujo, sobre todo en blanco y negro, tiene algo de vieja fotografía...

R. ¡No me interesa el espíritu del coleccionista de armas o uniformes! No siento la menor fascinación por las obras de ingeniería militar, pero quiero saber qué diferencias había entre las trincheras francesas y las alemanas y cómo la gente podía morir ahogada en ellas. Cuando empiezo un álbum tengo un esquema, un plan de trabajo muy preciso, pero luego el plan va deteriorándose.

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