Toreo hondo de Alfonso Romero
Detalles toreros apuntó en el sexto el murciano Alfonso Romero, debutante como sus compañeros. Ya había mostrado su buen corte en el tercero, destacando en una torera y templada serie con la zurda, aunque la faena fuese a menos, porque el novillo fue cada vez más remiso en sus embestidas. Pero en el sexto hizo lo mejor de la tarde al lancearlo a la verónica con las manos bajas y excelente estilo; y mientras el novillo se lo permitió, que fue durante muy poco tiempo, volvió a mostrar hondura y personalidad. La faena no pudo completarse, pero ahí queda una esperanza. Además, ejecutó la suerte su...
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Detalles toreros apuntó en el sexto el murciano Alfonso Romero, debutante como sus compañeros. Ya había mostrado su buen corte en el tercero, destacando en una torera y templada serie con la zurda, aunque la faena fuese a menos, porque el novillo fue cada vez más remiso en sus embestidas. Pero en el sexto hizo lo mejor de la tarde al lancearlo a la verónica con las manos bajas y excelente estilo; y mientras el novillo se lo permitió, que fue durante muy poco tiempo, volvió a mostrar hondura y personalidad. La faena no pudo completarse, pero ahí queda una esperanza. Además, ejecutó la suerte suprema con decisión y prontitud.Los novillos de Lupi engañaron al público, porque se arrancaron de lejos al caballo y recibieron 16 varas en total, más que muchas corridas de toros, pero lo hicieron casi siempre dando cabezazos. Luego, mostraron muy poca fijeza, y puntearon o se rajaron descaradamente.
Lupi / García, Ortega, Romero Novillos de José Samuel Pereira Lupi, bien presentados, bravucones, dificultosos
Juan Carlos García: aplausos y silencio. José Ortega: silencio en los dos. Alfonso Romero: ovación y vuelta. Los tres, nuevos en esta plaza. Plaza Monumental, 24 de abril.
Juan Carlos García tuvo que luchar con el peor lote. Pese a ello, mostró estar puesto y conocer el oficio. Ni el descompuesto primero ni el rajado cuarto le dieron opción a otra cosa que a estar digno. En cambio, José Ortega, se mostró sólo voluntarioso, pero vulgar y muy pendiente de los consejos que le daban desde el callejón. En el segundo, se dedicó más a dar pases que a torear, que era lo que pedía el novillo, mientras que en el quinto, andarín y que punteaba, mostró muy pocos recursos.