Crítica:

'Dramatis personae'

El joven artista José Maldonado (Madrid, 1962), que lleva una buena temporada de cosechar éxitos, se presenta ahora en Madrid con dos nuevas exposiciones simultáneas, cuando aún se puede contemplar su interesante instalación en la exposición Toponimias de La Caixa. En la galería Juana Mordó exhibe un ambicioso proyecto recreando los personajes del drama calderoniano de El Gran Teatro del Mundo, mientras que en la galería Ginkgo muestra una instalación y unos dibujos muy intimistas y sensibles.En El Gran Teatro del Mundo, de Calderón, se presentan algunos de los gran...

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El joven artista José Maldonado (Madrid, 1962), que lleva una buena temporada de cosechar éxitos, se presenta ahora en Madrid con dos nuevas exposiciones simultáneas, cuando aún se puede contemplar su interesante instalación en la exposición Toponimias de La Caixa. En la galería Juana Mordó exhibe un ambicioso proyecto recreando los personajes del drama calderoniano de El Gran Teatro del Mundo, mientras que en la galería Ginkgo muestra una instalación y unos dibujos muy intimistas y sensibles.En El Gran Teatro del Mundo, de Calderón, se presentan algunos de los grandes arquetipos humanos que cobran vida en la escena a través de los actores; estos personajes son el tema de trabajo del artista. Con esta obra plástica, José Maldonado parce querer situarse en aquella tradición de los pintores clasicistas que imitaban en el plano del cuadro la caja escénica y pretendían narrar una historia teatralizada a través de la ilusión perspectiva. Pero Maldonado no es un pintor barroco, ni tampoco un narrador, sino un artista formado tras las experiencias lingüísticas del arte conceptual, y sus veleidades plásticas distan mucho de apoyarse en aquella fidelidad a los detalles que hace reconocible y verosímil una historia; por el contrario, su trabajo, situado entre la instalación y el arte conceptual, pretende una reinterpretación simbólica de los personajes del drama que son, en esta obra plástica, reencamados en escaleras e hipotéticos espejos y esterillas, según una caracterización más conceptualista que icónica.

El Gran Teatro del Mundo

José Maldonado Galería Juana Mordó. Villanueva, 7. Madrid. Hasta el 30 de abril. José Maldonado Galería & Ediciones Ginkgo. Doctor Fourquet, 8. Madrid. Hasta el 14 de mayo.

La idea de una nueva semantización de las figuras humanas a través de objetos idealizados es, cuanto menos, interesante, pero, en esta representación, no todo es perfecto. Los gigantes de Calderón quedan aquí convertidos en escuálidos molinillos porque la capacidad metafórica de las escaleras y los espejos no funciona satisfactoriamente.

Más atrayente parece, sin embargo, la sencilla pero eficaz instalación de la galería Ginkgo. En esta obra Maldonado recrea un tenso instante en la comunicación a través de la alegoría de la transmisión de palabras susurradas y de un secreto mensaje contenido en un inalcanzable sobre lacrado.

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